Destino o Casualidad (AlanxJeff)

Fiesta

Jeff

Quería verme adecuado. Sabía que esta noche era crucial. Era la primera vez que me presentaría como su esposo, y no podía permitirme fallar. Mi corazón latía con fuerza, como si en cualquier momento fuera a salirse de mi pecho. El reflejo en el espejo me devolvía la mirada de alguien nervioso, inseguro, y ese nudo en el estómago me recordaba la razón: esto no era solo una formalidad. Esto era Alan. Aunque me negaba a aceptar los sentimientos que me atormentaban, el miedo a fallarle me consumía. Él había entrado en mi vida de manera inesperada, y poco a poco, sin darme cuenta, con su manera suave y delicada, había comenzado a abrir puertas dentro de mí que había cerrado con llave hace mucho tiempo.

Pero hoy no se trataba de emociones. Hoy se trataba de una imagen. Quería representarlo bien. Así que, algo insólito para mí, decidí pedir ayuda voluntariamente... a Sonic. Nunca me habría imaginado haciendo eso. Pero necesitaba verme bien. Para Alan.

Sonic estaba tan emocionado que su entusiasmo me resultaba abrumador, casi irritante. No podía evitar preguntarme una y otra vez si esto era lo correcto. Pero sí, realmente quería verme bien por él. Aunque me costara admitirlo, quería que Alan se sintiera orgulloso de mí.

Al final, Sonic y yo llegamos a un acuerdo con una chaqueta de color marrón claro. Era cómoda, y su apariencia oscilaba entre lo casual y lo elegante. Y lo más importante: me sentía cómodo con ella. Sonic incluso logró convencerme de dejarme maquillar. Practicaba mi mejor sonrisa frente al espejo, intentando convencerme. "Lo haré bien", me dije. Seré el esposo ideal de Alan esta noche, para todos. Para él.

Cada vez que recordaba a Way diciéndole a Alan que había muchos omegas deseosos de estar a su lado, un nudo amargo se formaba en mi garganta. El simple hecho de que alguien más pudiera acompañarlo me llenaba de una sensación extraña, un sentimiento profundo y desagradable que no sabía cómo explicar. Era como si algo en mi interior gritara, ondeando una bandera roja frenéticamente, avisándome que todo estaba mal. ¿Cómo podía Way hacer aquello? Soltar sus feromonas a propósito, con ese tono suave. Y lo peor de todo, ofrecerse para hacer algo que solo yo debería hacer. Yo soy su esposo, aunque sea por contrato. Eso no cambia el hecho de que soy yo quien está a su lado, quien debía acompañarlo esta noche. Y lo que más me irritaba era... ¿por qué Alan no le dijo que no de inmediato? ¿Por qué no me había dicho nada?

Cuando me ofreció su brazo, respiré profundamente antes de tomarlo y caminar juntos hacia la fiesta. Cada vez que miraba a Alan no podía evitar pensar en Way también. Sentía cómo una mezcla de dolor y confusión me invadía. Sabía que había puesto distancia entre nosotros, pero ¿por qué tenía que involucrarse alguien más? Esto era entre él y yo. Nadie más.

Caminamos juntos hacia la fiesta, una escena que parecía sacada de una película de alta sociedad. Las luces brillaban suavemente, iluminando el salón decorado con elegancia. No era mi ambiente. Nunca lo había sido. Pero por él, lo haría. Me esforzaría para que Alan se sintiera orgulloso de mí, porque lo merecía. Porque necesitaba demostrarle que nadie más podría ocupar mi lugar.

Las presentaciones parecían interminables. Mi sonrisa, al principio nerviosa, se había convertido en una máscara que, tras un rato, empezó a dolerme. Las mejillas ardían de tanto fingir. Aprovechando un momento de distracción, me giré disimuladamente para acariciarlas. El alivio fue breve.

—¿Estás bien? —su voz suave, llena de preocupación, me sorprendió. Su aliento cálido rozó mi oído, haciéndome estremecer.

Lo miré, tratando de ocultar mi incomodidad. —Estoy bien —respondí, con más firmeza de la que realmente sentía—. Viniste por algo, mi deber es ayudarte.

Pero su mirada triste me hizo dudar. "¿Estaba fallando?" El miedo empezó a crecer dentro de mí. ¿Y si no estaba cumpliendo con lo que esperaba?

—¿Lo estoy haciendo mal? —finalmente, las palabras salieron de mi boca antes de poder detenerlas.