Jisoo una talentosa jugadora de Corea, y Rosé, su rival australiana, se enfrentan en un prestigioso torneo en Melbourne en el Australia Open. Mientras luchan por alcanzar la cima, una atracción secreta comienza a florecer entre ellas, desafiando la...
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En la antesala de Wimbledon
Wimbledon ya estaba en pleno auge, y las primeras rondas habían sido intensas. Tanto Jisoo como Rosé habían logrado ganar sus respectivos partidos iniciales, aunque el estrés y la presión mediática seguían presentes.
El estadio de césped se encontraba en su máxima expresión, con los espectadores llenando las gradas y las cámaras enfocadas en cada movimiento. A pesar de todo lo que había ocurrido, tanto en sus vidas privadas como en la prensa, Jisoo y Rosé demostraban su profesionalismo y pasión por el tenis.
Sin embargo, el ambiente en el vestuario era diferente. Los nervios antes de cada partido se mezclaban con la incertidumbre que todavía sentía Rosé respecto a su relación con sus padres. Sabía que ellos estaban en la ciudad, pero no habían hablado desde la conferencia de prensa. ¿Qué pensarían de lo que dijo? ¿Aceptarían finalmente su amor por Jisoo?
Jennie y Lisa por su parte, estaban allí para apoyarlas como siempre. Jennie, siendo la manager de Jisoo, se ocupaba de todos los aspectos logísticos del torneo, mientras Lisa guiaba a Rosé en su entrenamiento, ayudándola a mantenerse enfocada a pesar de las distracciones emocionales.
-Estás jugando increíble, Rosé -le dijo Lisa mientras terminaban el calentamiento antes del partido. -No dejes que nada te saque de tu juego.
Rosé asintió, aunque no podía evitar que su mente volviera una y otra vez a la situación con sus padres.
Horas antes de su próximo partido, Rosé recibió una llamada que no esperaba. Era su madre. Respiró profundamente antes de contestar, sabiendo que esta conversación podría cambiarlo todo.
-Chaeyoung, necesitamos hablar -dijo su madre con una voz calmada, aunque aún se percibía cierta tensión.
-Mamá, sé que no ha sido fácil para ti y papá aceptar mi relación con Jisoo, pero ya no puedo vivir según las expectativas de los demás -respondió Rosé, firme pero con una mezcla de esperanza y temor.
Hubo un silencio largo antes de que su madre hablara de nuevo.
-Nos ha tomado tiempo... pero después de verte hablar con tanto coraje en la conferencia, tu padre y yo hemos comprendido que lo que sientes por -Jisoo es real y que no tenemos derecho a interponernos en tu felicidad.
Las palabras de su madre llenaron de alivio a Rosé. No podía evitar las lágrimas que empezaron a rodar por sus mejillas.
-Gracias, mamá. Eso significa mucho para mí.
-Estamos aún Londres, y nos gustaría verte después de tu partido... y conocer realmente a Jisoo, -añadió su madre.
El corazón de Rosé dio un vuelco. ¿Finalmente aceptarían a Jisoo? Esa posibilidad le dio la fuerza que necesitaba para enfrentar su próximo reto en la cancha.
En la cancha, frente al desafío
El sol brillaba sobre Wimbledon, y las gradas estaban repletas de gente animando a sus jugadoras favoritas. Rosé caminaba hacia la cancha con una nueva energía. Sabía que sus padres estaban en las gradas, y eso la motivaba más que nunca. Pero también estaba Jisoo, observando desde la zona de descanso, y el simple hecho de verla allí hacía que el mundo a su alrededor pareciera más brillante.
