Jisoo una talentosa jugadora de Corea, y Rosé, su rival australiana, se enfrentan en un prestigioso torneo en Melbourne en el Australia Open. Mientras luchan por alcanzar la cima, una atracción secreta comienza a florecer entre ellas, desafiando la...
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El amor está en el juego
Después de varias semanas de caos, enfrentamientos familiares, y presiones mediáticas, había llegado el momento que tanto habían esperado: el torneo de Wimbledon estaba en su clímax, y tanto Jisoo como Rosé se preparaban para su enfrentarse en semifinales.
Antes del partido
El ambiente estaba cargado de nerviosismo y emoción. La tensión era palpable no solo en las canchas de Wimbledon, sino también entre Jisoo y Rosé. Ambas sabían que este momento llegaría tarde o temprano: el enfrentamiento en semifinales. Una batalla donde sus dos mundos el del amor y la competencia colisionarían.
En el vestuario, Jisoo y Rosé intercambiaron una mirada profunda antes de que el partido comenzara. Aunque el amor entre ellas era más fuerte que nunca, el desafío que les esperaba ponía a prueba no solo sus habilidades, sino también su conexión.
—No importa lo que pase hoy —dijo Jisoo, acercándose a Rosé con una suave sonrisa. —Siempre te voy a apoyar. Eres lo más importante para mí.
Rosé tomó aire profundamente, nerviosa pero emocionada por lo que estaba por suceder.
—Y yo a ti —respondió Rosé, apretando la mano de Jisoo. —Pero hoy somos rivales, ¿eh?
Ambas sonrieron, sabiendo que aunque competirían como rivales en la cancha, el amor que sentían la una por la otra no se quebraría.
Antes de ingresar a la cancha se fundieron en un beso reconfortante y transmitiendose todo el amor que se tienen
El partido entre Jisoo y Rosé fue intenso desde el primer momento. Cada golpe, cada punto jugado era una mezcla de emociones contradictorias: el deseo de ganar, la admiración mutua, y el miedo a lo que el resultado podría provocar en su relación. Ambas jugaban con el corazón en la mano, pero también con una concentración implacable.
El público seguía el encuentro con expectación, conscientes de la historia detrás de las jugadoras. Las cámaras enfocaban no solo cada movimiento de la pelota, sino también los gestos y miradas que intercambiaban Jisoo y Rosé.
—¡Vamos, Jisoo! —se escuchó la voz de Jennie desde las gradas, animando a su amiga mientras Lisa hacía lo mismo por Rosé.
A lo largo del partido, parecía que ambas iban a la par. Cada una defendía su servicio con precisión y mantenía el marcador equilibrado, lo que hacía que el público contuviera el aliento con cada punto disputado.
Sin embargo, en el tercer set, el cuerpo de Jisoo comenzó a mostrar signos de cansancio. Cada vez que intentaba devolver un golpe potente de Rosé, su energía parecía desvanecerse poco a poco.
Al final, Rosé logró ganar el partido en un desempate angustiante, llevándose la victoria con una última y fulminante derecha.
El marcador final marcaba la derrota de Jisoo. Rosé había avanzado a la final.
