Jisoo una talentosa jugadora de Corea, y Rosé, su rival australiana, se enfrentan en un prestigioso torneo en Melbourne en el Australia Open. Mientras luchan por alcanzar la cima, una atracción secreta comienza a florecer entre ellas, desafiando la...
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La noche estaba tranquila en Seúl, pero en el corazón de Jisoo reinaba una tormenta de emociones. Después de días de darle vueltas al asunto, finalmente decidió enviar la carta a Rosé. Había pasado horas escribiéndola, borrando y reescribiendo, hasta que finalmente encontró las palabras adecuadas.
Con la carta en un sobre blanco, Jisoo se dirigió a la oficina de correos cercana. Sus pasos eran firmes, pero su corazón latía con fuerza, como si estuviera a punto de enfrentarse a una gran prueba. Sabía que al enviar esa carta, estaba exponiendo su vulnerabilidad, algo que siempre había evitado.
Cuando llegó a la oficina, respiró hondo y depositó la carta en el buzón. Al verla desaparecer, sintió una mezcla de alivio y ansiedad. Ahora, todo estaba en manos de Rosé.
La Llegada de la Carta a Australia
En Australia, Rosé continuaba con su vida diaria, pero su mente seguía divagando hacia Jisoo. La charla con Sana Minatosaki la había ayudado a aclarar sus sentimientos, pero aún se sentía insegura sobre qué hacer al respecto. No esperaba recibir una carta de Jisoo, así que cuando el sobre llegó a su puerta, su corazón dio un vuelco.
No suelo escribir cartas, pero hoy sentí la necesidad de poner en palabras lo que llevo en mi corazón. Quizás sea porque hay cosas que son difíciles de decir en persona, o tal vez porque una carta te permite volver a esos pensamientos una y otra vez. No lo sé. Lo único que sé es que, desde que nos conocimos, algo en mí ha cambiado.
Al principio, te veía como una rival, alguien a quien debía vencer en la cancha. Pero con el tiempo, empecé a verte de una manera diferente. Tus gestos, tu risa, la forma en que te esfuerzas en cada partido... Todo eso me fue conquistando poco a poco, hasta que me di cuenta de que ya no podía verte solo como una competidora.
Eres mucho más que eso para mí. Eres alguien que admiro, que me inspira, y que, si soy honesta, me hace sentir cosas que no había sentido antes. Cada vez que estamos juntas, incluso en los momentos más simples, siento que el mundo desaparece, y solo quedamos tú y yo.
Sé que nuestras vidas están llenas de desafíos, que somos deportistas con metas y sueños que perseguir. Pero no puedo dejar de pensar en lo que podría pasar si te dejo entrar en mi corazón por completo. ¿Y si lo intentamos? ¿Y si nos damos una oportunidad para descubrir lo que podríamos ser, más allá de las raquetas y las pelotas de tenis?
No quiero apresurarte, ni poner presión sobre ti. Solo quiero que sepas que estoy aquí, dispuesta a explorar esto que siento, a descubrir lo que podríamos ser juntas. Porque aunque me asusta un poco, también me emociona la idea de un futuro en el que tú y yo podamos ser más que rivales, más que amigas.
