[XVI]

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Dos lunas después.

Alguien tocó la puerta de Daemon. Él había llegado hace menos de una hora a la fortaleza, estaba hundido dentro de una tina de agua caliente. Pretendía ignorar a quien sea que quisiera verlo, pero no recordó que él no era el único impertinente de la familia.

—¿Vienes a volar conmigo? —preguntó Rhaenyra mientras se acercaba a él.

—¿Ahora te acuerdas de mí? Pasaste lunas sin hablarme —habló con los ojos cerrados, estaba lo suficientemente relajado recostado en la tina.

Daemon sabía muy bien que eso era por fuerza mayor, pero seguía fingiendo la ignorancia que él debería tener. Aunque, bueno, tampoco podría decirlo si quisiera. Hacerle una promesa a una bruja teniendo contacto con ella, implicaba que había un contrato ahí, muy difícil de romper.

—No quería hablar con nadie, no fue personal —respondió sentándose en el borde de la bañera.

—Parece que tu enojo ya no va dirigido a tu padre o a tus hermanos —indagó de manera casual. Abrió los ojos, entonces descubrió que la princesa miraba sus brazos colocados en el borde de la bañera y parte de su torso que se asomaba fuera del agua.

—Ya lo escuchaste —murmuró apartando la vista—. Sé que la idea de tener hermanos no me agradaba, pero cambié de opinión. Alicent no tiene derecho a alejarme de ellos.

—Privilegios de ser la reina —mencionó sin darle mucha importancia. No iría en contra de Daenys, incluso si era para fingir.

—Y no es sólo eso —comenzó a hablar mientras se levantaba—, busca cada oportunidad para pelear conmigo.

—Esa falsa inocencia no te la creo.

—Ambas peleamos, ¡pero porque ella inició ésto!

Rhaenyra por Helaena olvidó cualquier rastro de amor que le tuvo a Alicent, y ahora sólo podía ver la traición. Una que ya había sentido antes, pero que ahora sentía imperdonable.

—Y por supuesto tú no te puedes comportar de manera civilizada y terminarlo tú.

—¿Tú lo harías? Mejor dicho, ¿lo hiciste alguna vez con Otto?

—Nunca dije que yo fuera civilizado —mencionó con una sonrisa—. Pero como tú eres la futura reina elegida de tu papi.

—Ya sabía que en algún momento ibas a sacármelo en cara —habló cruzando los brazos—. Volviendo al tema, ¿vienes o no? Iré hasta Driftmark, sé que te llevas bien con Corlys, ¿no quieres venir?

—¿Por qué vas ahí? —preguntó tomando la toalla que dejó en una silla cercana.

—Laenor es jinete de dragón, y ahora Laena también, ¿puedes creer que se vinculó con Vhagar?

—¿Qué? —preguntó desconcertado mientras salía de la tina olvidando cubrirse.

Rhaenyra no perdió el tiempo, echó un vistazo por todo el cuerpo desnudo de Daemon, casi que intentando memorizarlo.

—Llegó la noticia ésta mañana —respondió vagamente sin dejar de mirarlo—. Mi padre me pidió que vaya a felicitarla personalmente. Cree que quizás eso lime las asperezas que hay con los Velaryon.

Daemon se acomodó la toalla mientras la escuchaba. Rhaenyra no pareció estar muy contenta por eso.

—Tengo que verlo por mí mismo, me cambio y vamos. Y sí, vas a esperarme afuera.

—Eras más divertido antes —se quejó mientras salía.

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PROFECÍA DE SANGRE Y FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora