Cuatro años habían pasado, estaban a principios del 119 d.c. lo que también significaba que en una semana sería el onomástico número doce de Aegon, a la luna siguiente el número diez de Jacaerys y en la próxima el onomástico número once de los trillizos.Hace unos días había vuelto la familia de Rhaenyra del funeral de Laena Velaryon. La mujer murió días después de dar a luz un niño que se había asfixiado con su propio cordón umbilical.
—¿Crees que Nya tuvo algo que ver? —preguntó Daemon acariciando el cabello de Daenys. Ella estaba sobre su pecho.
—No, creo que simplemente fue una casualidad. Es realmente poderosa, sin embargo no tanto.
—¿Estás segura? ¿Justo después de que ella escuchara cómo Aemond nos pedía que dejemos a Vhagar libre para él?
—Las casualidades también existen, el destino y la magia obran muchas veces sin una mano que las dirija. Vhagar está libre cuando Aemond está listo para reclamarla, tanto como un huevo que estaba listo para eclosionar no lo hizo a su lado.
—Hablando de Bloodrose —el dragón de la reina—, últimamente anda muy cerca de Caraxes y curiosamente encontraron una nidada.
—Supongo que ellos sienten lo mismo que nosotros.
—¿Una calentura inigualable?
—Un amor incondicional —corrigió ella golpeando su pecho.
Ambos rieron por eso.
—Ya que Hel reclamó a Dreamfyre, ya tienes a otro hijo que te da una excusa para ir a verla.
—Iré pronto, lo que me gustaría hacer es poder volar sobre ella —confesó.
—Nos las arreglaremos para que eso pase —prometió él besando su cabeza.
• ⊱✿⊰ •
En el patio de entrenamientos, sir Cole estaba practicando con Aemond y Aegon por la tarde. El más grande se distrajo y sonrió cuando vio a Visenya asomarse por el palco dónde muy de vez en cuando Viserys se sentaba.
Aemond alzó la vista para ver qué distraía tanto a su hermano y se encontró con la sonrisa de Nya, sus mejillas se pusieron un poco rojas y le devolvió la sonrisa.
—Pensé que hoy bordaba, princesa —mencionó Cole luego de girarse a verla.
—Terminé antes y estaba aburrida —respondió apoyándose en el balcón.
—¿Quiere unirse?
Visenya asintió con la cabeza, bajó las escaleras, buscó una de las espadas de madera y se acercó a ellos.
Entrenaron unos cuántos minutos hasta que sir Harwin llegó, detrás suyo estaba Joffrey, Jacaerys y Lucerys.
—Es hora del entrenamiento de los príncipes —interrumpió el hombre.
—Pueden hacerlo más tarde —respondió Cole sin mirarlo.
—Es nuestro horario —insistió.
—Ustedes no estuvieron asistiendo éstos días, así que lo usamos nosotros.
—Pero ahora aquí estamos —dijo caminando hasta él, interrumpiendo lo que los jóvenes hacían.
—¿No estaban de luto por la pérdida de lady Laena? ¿Por qué no siguen mejor con eso? —mencionó Cole poniéndose frente a él—. Los príncipes y la princesa están entrenando ahora y estás interfiriendo.
—Podemos venir otro día —mencionó Luke.
—O ninguno —replicó Aegon.
—No los provoques —musitó Visenya aferrándose a su brazo, odiaba cuando la gente discutía.
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PROFECÍA DE SANGRE Y FUEGO
Fanfiction[Primera Parte | en proceso] Daenys estuvo dispuesta a perder su propia identidad por un bien mayor: que la profecía que una bruja le relató en su tiempo a Maegor se cumpliera. Tomó el lugar de Alicent y pasó desapercibida hasta que Daemon llegó a...