Wait For Your Love | FreenBecky |

Ocaso

SAROCHAS'S POV

—Necesito hablar contigo—. Mi propia voz me asusta, sus ojos se abren y asiente lentamente.

Rebecca se mantiene en silencio esperando a que hable pero el discurso que ensayé durante una hora mientras conducía dando vueltas es olvidado en el segundo en el que sus ojos marrones me miran así que sólo respiro despacio esperando que algo me ilumine.

Quizás el mundo ha dejado de girar sobre su propio eje porque por un intervalo de tiempo no exacto ambas nos hemos quedado quietas y en silencio, quizás la noche no llegue. De un momento a otro Rebecca desvía la mirada y volvemos a surcar el cosmos junto con el movimiento constante del planeta.

Rebecca ya no me mira pero yo observo como da unos pasos a la derecha y alza la mano hasta tomar unas llaves del organizador que está sobre la pared.

—¿Qué?— Pregunta cuando vuelve a parecer en el marco de la puerta, me mira como si no entendiera porque sigo de pie delante de ella sin moverme.

—¿Qué haces?—. Las cejas de Rebecca se fruncen y arruga la nariz, la confusión es notoria en sus ojos.

—Mi mamá no dejó nada en el congelador —. Rebecca gira su cabeza hacia atrás como si estuviera buscando algo pero lo único que hay es una mesa sobre la cual descansan varias macetas con plantas —. Y hoy sirvieron atún en el almuerzo.

—Lo sé—. Contesto y ahora es la confusión la que cruza mi rostro.

—¿Vienes de tu casa?—. Pregunta y niego—. Entonces supongo que no has comido nada en todo el día...

—¿Qué?

—Mi mamá no dejó nada en el congelador—. Inicia su explicación y escucho cada una de sus palabras de manera atenta para encontrar el punto de flexión en el que me he perdido— estaba apunto de pedir algo para comer pero ya que estás aquí y sabiendo que no vienes de tu casa y que en la escuela sirvieron atún pensé que deberíamos ir a comer porque en verdad muero de hambre y conociéndote creo que tú también.

—Necesito hablar contigo—. Vuelvo a mi intención inicial mientras la explicación de Rebecca encuentra sentido en mi cabeza.

—Si, lo sé es sólo que pensé que tú también tendrías hambre. Eres alérgica al atún por lo que no debiste comer adecuadamente, podemos hablar mientras comemos.

Rebecca da dos pasos fuera de su casa mientras cierra la puerta, me hago a un lado para verla caminar hacia la acera, ella no suele ser así, pareciera evitativa pero no la detengo porque después de todo lo que sucedió hoy debo de reconocer que ella tiene razón, y el hecho de que fuera consciente de mi alergia al atún y lo tuviera presente aún después de la escuela me hace sonreír aunque quizás sólo ha sido un movimiento para ganar tiempo pero me hace sentir importante.

Arrastro los pies detrás de ella, la veo subir al auto sin mirarme. Quizás comer no sea tan mala idea, la cabeza piensa mejor con el estómago lleno y no lo había notado pero realmente hay un hueco en mi estómago. El trayecto en silencio que iniciamos me da tiempo para pensar en cómo es que abordaré el tema, mi cabeza es una bombardeo constante y sé que debo decir las cosas de la manera más asertiva posible para que no haya confusiones.

—¿A dónde vamos?—. Despabilo cuando la voz de Rebecca llega a mis oídos, la miro de reojo y vuelvo mi vista a la vía. Habíamos olvidado ese pequeño detalle.

—No lo sé, ¿qué quieres comer?—. Hablo concentrándome en el camino.

—Pollo frito—. Vuelvo a mirarla y sonrío no sé bien por qué. ¿Cómo es que algo tan simple se siente bien? Sé que no hemos hablado mucho los últimos días pero ahora soy más consciente de cuánto la he echado de menos.