CAPÍTULO 20

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— Creo que aquí estorbas —me acerco hacia el chico que mira la puerta de la habitación donde están revisando a mi niña

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— Creo que aquí estorbas —me acerco hacia el chico que mira la puerta de la habitación donde están revisando a mi niña.

Se voltea hacia mi y levanta sus cejas.

—¿Me hablas?—pregunta, mientras se apunta con el dedo.

— No veo a otra persona alrededor —le digo, acercándome un poco más a él—. Ya puedes irte, Jade está bien, así que puedes volver a casa.

Su rostro se pone serio y enderezando su cuerpo pregunta.

—¿Y quien eres tú para decirme que debo irme?

— Soy el novio de Jade —rie, asintiendo.

— Claro, yo también lo soy.

¿Que ha dicho?

¿Novio de mi niña?

No. Eso no.

— Mientes —le digo con dientes apretados.

— Así como usted está mintiendo.

— Mira niñito, no quiero tener problemas, así que por favor puedes tomar tu abrigo barato de la silla y vete. —señalo el ascensor— y no vuelvas.

— Me quedaré —apunta hacia la puerta—. Hasta que Jade no salga de esa habitación no me iré.

¿Este niño no entiende que no lo quiero aquí?

Que no lo quiero cerca de Jade. Ni a centímetros. Lo quiero, si, pero a miles de metros lejos de ella.

Mi cuerpo se llena de enojo, y con pasos fuertes termino por romper el espacio que había entre los dos. Su pecho queda junto al mío, su respiración es tranquila y me pone de mal humor que no esté nervioso con mi cercanía ya que cualquier persona al verme en este estado sale corriendo, pero este niñito me la está poniendo difícil.

— Vete.

— No.

¿Me está desafiando?

Espero que no, porque de aquí solo sale un ganador. Y ese, obviamente, seré yo.

Suelta una risita que termina por hacer que me consuma por completo en coraje. Lo empujo con tanta fuerza que hago que su cuerpo delgado caiga al suelo, sonrió porque se nota que es un débil y no va a tener la fuerza que se requiere para lastimarme.

— He dicho que te vayas —le escupo las palabras con enojo.

Veo como su rostro se vuelve completamente rojo y con una rapidez que no veo venir se pone de pie y golpea mi rostro. Siento como el líquido sale de mi nariz y sé perfectamente de que se trata.

Sin esperarlo más, me abalanzo contra él haciendo que juntos caigamos al suelo blanco del hospital. Le propino un puñetazo en su pómulo y otro seguido en la mandíbula.

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⏰ Última actualización: Sep 22 ⏰

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Una relación, 4 corazónesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora