Una relación, 4 corazónes

CAPÍTULO 6

"Dos semanas después"

Recojo mis libros y guardo todo en mi maleta y ponerla encima de mi hombro derecho para salir de una vez del salón. Ya han acabado las clases del día de hoy y le doy gracias a los cielos porque ya estaba cansada de haber estado sentada por más de una hora en una silla más dura que una roca.

Camino por los pasillos de la universidad hacia la salida y esperar que mi hermano pase por mi. Miro a todos los jóvenes con sus caras sonrientes hablando animadamente en sus grupos de amigos, otros por otro lado se besan con sus parejas desesperadamente.

Veo una pareja de dos chicos que se tocan como si estuvieran en una lugar privado. Uno de ellos mete su mano detrás de su bolsillo trasero y saca un empaque en forma de cuadro color plateado y lo enseña a su acompañante con una sonrisa enorme en su rostro, este asiente orgulloso y salen corriendo por las grandes puertas saliendo de la universidad.

Bajo la cabeza negando sonriente.

Que hormonales.

Siento como choco con algo duro, levanto nuevamente mi cabeza para encontrarme con un chico que me parece haberlo visto en algún lado. Tiene sus cabellos rizos largos hasta los hombros pintados de color morados en las puntas, también tiene una perforación de arito en su nariz. Hago memoria pensando de donde lo he visto, acordandome que este es el camarero que me ha atendido lo otra vez en el bar donde he conocido a los hermanos.

—¿Dorian?—pregunto hacia él que no ha dejado de mirarme en ningún momento.

El chico inspecciona mi cara atentamente acercándose mucho más a mi. Me quedo quieta sin moverme de mi lugar mientras él posa sus manos en mis mejillas y las pasa por todo mi rostro con cara seria.

—¡Dios mio, eres Jade!—chilla alejando sus manos de mi cara y ponerlas en sus caderas—. Se me hacia que te había visto antes, pero no lograba recordar nada.

— Si soy yo —rio ante su actitud—. No sabía que venías a esta universidad.

— Y yo tampoco sabía que venías —pone una mueca de melancolía—, ¿como es que nunca nos vimos?—pone una mano en su barbilla y mira hacia arriba como si estuviese pensando.

— No lo sé —suelto también pensando en cómo no nos vimos antes si estudiamos en la misma universidad.

Mi teléfono vibra en mis pantalones, lo saco y veo que es una llamada entrante de mi hermano. Miro hacia Dorian que me ve sonriente, le regalo una sonrisa y dicido volver a hablar.

— Mi hermano mayor me espera fuera, tengo que ir.

— Te acompaño —asiento y prendemos camino a la puerta de salida entre risas y chistes sin sentido que suelta Dorian.

Al salir bajamos por la escaleras que hay y caminamos por el pavimento hasta llegar a la carretera. Bufo frustrada al ver que Sander aún no llega por mi, ¿para que me llama entonces?