4

2.1K 170 14
                                    

***

Escuché unas voces a lo lejos y luego mi mente se fue aclarando, escuche la voz de la recepcionista diciendo por un radio "Los encontramos, en el piso ocho" y vi a Dominik frotándose los ojos. Luego de que estuve completamente consciente de lo que pasaba vi a mi madre y a Beata en frente de nosotros.

-Estábamos muy preocupados por ustedes ¿En donde se habían metido? -preguntó Beata.

-Lo lamentamos, no sabíamos usar las tarjetas de acceso, y no sabíamos a dónde ir -mi madre vio a la recepcionista con cara de enfado.

-Bueno, eso ya no importa. Parece que están cansados. Les daremos sus vestidos, se los prueban mañana sábado. No iremos a casa, tenemos mucho por hacer, nos vemos -mi madre me dio un beso en la mejilla y Beata se despidió de mi, al igual que de Dominik.

-Siganme por aquí por favor, en la recepción están su traje y vestido -informó la recepcionista.

Al llegar recogimos nuestras ropas y salimos de ahí. En el camino cada uno se puso sus audífonos y no hablamos durante el viaje de regreso. Sabía que Dominick no estaba enojado ni nada por el estilo, pero no sabía la razón de su extraño comportamiento, aunque yo tampoco tenía ganas de hablar. Ese vídeo me había dejado mucho que pensar, al igual que el comentario de Dominik.

Pasaron unas cuantas horas, por suerte mañana no tenía colegio, estaba exhausta. Me fueron a dejar a mi casa, cuando llegamos yo guardé mis audífonos y Dominik también.

-Hoy, a pesar de todo, me alegro de haberlo pasado contigo, hubiera sido mucho peor estando solo.

-Sí, tienes razón. También me alegro de haber estado hoy contigo- sonreí y él también lo hizo. Me bajé del auto y entré a la casa, vi a la empleada la cual era de origen Alemán, se llamaba Mary, y sin prestarle atención subí a mi cuarto y cerré con llave. Seguidamente me quité los zapatos, me recosté en la cama, quedándom dormida inmediatamente.

*Al día siguiente*

Me desperté a las diez de la mañana. Comparado con otros días, había dormido muy poco pero no me extrañaba, últimamente a sido así. Luego de bañarme me vestí con pantalones negros, una camisa negra de "Black Veil Brides" (A mi me gusta esta banda pero pueden cambiarla) y unas "converse" altas también negras, me puse el piercing negro en el labio y me peiné de manera que el fleco me tapara casi por completo el ojo, además, me puse un poco de sombra negra en los ojos y por último me puse mi sweater favorito. Salí y ahí estaba Mary, era una muy buena compañía pero la mayoría de las veces prefería ignorarla.

- ¡Buenos días señorita! Sus padres salieron a trabajar, tienen mucho por hacer, pero le preparé su desayuno favorito, está en el microondas.

-Gracias Mary- le sonreí, aunque la verdad no quería comer nada hoy.

Abrí el microondas, agarré el plato, salí de la casa y lo boté en el basurero de afuera. Me tendría que quedar un rato afuera si quería que Mary pensara que me lo comí. Desde donde estaba pude notar un chico bastante apuesto caminando, tenía la cabeza gacha, estaba llorando. Medité un momento sobre lo que debería hacer, y me decidí por ir a hablarle, lo peor que haría sería rechazarme, no perdía nada, pero tal vez él sí. Lo seguí hasta un parque a una buena distancia hasta que se sentó en un gran árbol de espaldas. Suspiré, me armé de valor y caminé hasta él.

-Hola... ¿Me puedo sentar?-  pero él ni siquiera volteó a ver, sabía que no era un rechazo total, sino que no quería que notara que estaba llorando y desconfiaba de mí. Sin prestarle demasiada atención, me senté a su lado- Si no quieres hablarme sólo dime, pero igual quiero saber que lo intenté, así que voy a preguntarte de todas maneras... ¿Quieres mi patética compañía o quieres que me vaya? Juro que soy de confianza, no digo que me hables como si fuéramos los mejores amigos del mundo, pero me gustaría al menos irme sabiendo que evité que hicieras alguna tontería.

-¿Crees que me voy a suicidar por un mal día que estoy teniendo?- dijo amargamente, pero me había hablado y eso ya era un comienzo.

-A juzgar por tu aspecto hoy y las marcas recientes de tu brazo podría ser una posibilidad, además no es ni el medio día- le sonreí comprensiva. Él apartó la mirada y dejó caer una lágrima.

-¿Como $&#° lo notaste? Nadie lo hace ¿Por qué tu?- dijo apretando los labios para no llorar.

-Tal vez porque soy igual que tú- bajé la mirada. Me dolía hablar de eso pero sabía que él no estaba fingiendo y si quería ayudar primero tenía que ganarme su confianza.

-¿En serio?- dijo mirándome a los ojos por primera vez, los tenía rojos e hinchados de tanto llorar- No parece que seas esa clase de chica.

-Pues lo soy- dije con los ojos llorosos- tú tampoco parece que lo hagas, pero ya vez, las apariencias engañan.- subí la mirada suspirando.

-Me llamo Johnnie, pero si quieres puedes decirme John- sonrió de medio lado.

- Yo soy Christine, me alegra conocerte- le sonreí de la misma manera.- ¿Ahora, quieres decirme por qué estabas caminando aparentemente sin rumbo?

-Bueno... Es una larga historia- rió un poco nervioso.

-Entiendo si no quieres contarme aún, pero de no ser así, tengo todo el día, todos los días.

-Lo que pasa es que odio mi vida- soltó de repente- no hay un sólo lugar donde no sea juzgado por la música que escucho, como me vista, mi forma de pensar, mi manera de ser. Ellos me juzgan por todo y ya me cansé de todo esto. Es constante, ni siquiera en mi casa puedo estar tranquilo. Sufro muchos abusos todos los días. Mis padres me juzgan y si hago algo mal me dan una buena paliza. Los chicos de la escuela siempre se burlan de mi, me juzgan sin saber nada, y aveces me acorralan todos y me pegan, odio mi vida Christine, la odio.- yo sólo dí un largo suspiró y luego comencé a hablar

-Bueno, mi padre trabaja en el gobierno y mi madre es diseñadora de modas en una gran empresa, como verás, dinero nos sobra, pero a mí es lo que menos me importa. Ellos nunca están en casa, y cuando están, es para decirme lo mal que estoy con mi forma de vivir. Me pagan una empleada que me cuide las horas que estoy en casa, supongo que para que se asegure de que sigo viva- dije riendo amargamente- en el colegio soy invisible y estoy enamorada de alguien que no me nota, tengo un sólo mejor amigo llamado Helen el cual sufre de bullying y yo no puedo hacer nada. A veces sufro burlas por parte de "los populares" y por mi forma de vestir mucha gente se aleja de mi. Me auto-lesiono desde los dos meses después que entré por primera vez al colegio y me he intentado suicidar 2 veces sin éxito antes de mudarme a esta ciudad. Y ni siquiera mis padres ni la empleada lo saben. Si te preguntabas cómo es eso posible, créeme que lo es... Además... tenía un hermano pero murió.

-Yo... nuestras vidas son un asco- dijo riendo mientras se secaba las lágrimas restantes de su cara- entonces... ¿Quieres ir a tomar un helado?

-Siendo sincera, no- reí un poco incomoda- pero quiero seguir hablando contigo.

-Gracias a Dios dijiste que no- rió a lo que yo también lo hice.- ¿Entonces te parece si caminamos sin un rumbo definido?

-Me parece genial- sonreí.

Pasamos hablando hasta que vi que faltaban 15 minutos para las 5 y no le había avisado a Mary que saldría, aunque no lo hubiera planeado al menos pude haberla llamado. Le dije a Johnnie que tenía que irme y él aceptó llevarme hasta mi casa ya que quedaba de camino a la suya. Hablamos un poco más hasta que llegamos y me paré en la entrada.

-Llegamos- sonreí sin saber bien qué decirle o cómo despedirme.

-Sí, eso parece. No sabía que esta casa fuera tuya, es muy linda.- sonrió de la misma manera- ¿Te paso mi número y hablamos después?

-Claro- cuando me lo dio yo me despedí y entré a la casa. Me dí cuenta de que estaban los padres de Dominik, Beata y Andrzej, al igual que el mismísimo Dominick. Mis padres también estaban y me miraban con una cara de desaprobación, seguramente por llegar tan tarde cuando tenían visitas, aunque yo no lo sabía.

Mundo cerrado, heridas abiertas (Basado en Suicide Room)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora