31

638 58 6
                                    



*Narra Dominik*

Como estaba tan cansado de juntar plumas me ofrecí para regresar mi vaso y el de Helen a la cocina.

Los llevé tarareando una canción cualquiera, pero cuando me dignaba a subir observé un trozo de papel al pie de las escaleras. Lo miré extrañado y lo desdoblé por curiosidad. Aunque me quedé todavía más confundido cuando leí lo que decía.

Tenía un número de teléfono escrito y decía "Llámame –Louis" debajo de este.

-Debe de ser del que le entregó la pizza a Christine- dije frunciendo el ceño.

¿Por qué querría salir con Christine? ¿No tenía mejores cosas que hacer? Además no creo que Christine estuviera interesada en él ¿O sí? Bueno... podía ser una posibilidad, después de todo se había dejado el trozo de papel.

Suspiré frustrado. Sí, estaba celoso ¿Pero y qué? Era normal, Christine me gustaba y a nadie le gustaría que le anduvieran coqueteando a la chica que te gusta, eso jamás pasaría.

Pero si Christine se daba cuenta de que le faltaba el papel lo empezaría a buscar...

Claramente tampoco podía botarlo, si descubría lo que había hecho ella podría enojarse.

Luego de pensarlo un poco decidí que lo mejor sería que yo lo guardara. Si Christine preguntaba por él, yo fingiría no haberlo visto y encontrarlo luego. Y si no se daba cuenta que le faltaba, era porque no quería tener nada que ver con el chico y yo no tendría por qué devolvérselo. Sí, sonaba un plan razonable, eso era lo que haría. Aunque si lo pedía podría hablar con ella, de amigo a amiga, como si no supiera de quién era, le preguntaría qué intenciones tenía con aquel chico y yo finalmente saldría de la duda. Sonaba el plan perfecto.

Cuando me decidí por eso guardé yo el papel y subí las escaleras para terminar de recoger lo que quedaba de plumas.

*Narra Chris*

Cuando por fin terminamos de limpiar todo tiramos las plumas en el basurero y nos dispusimos a dormir.

-Buenas noches- dijo metiéndose entre las mantas y cerrando los ojos.

Como yo era la que estaba más cerca del apagador me puse de pie y lo apagué.

-Buenas noches a los dos- dijo Dominik con un tono somnoliento.

-Que tengan dulces sueños- dije de divertida.

Como supuse, al estar tan cansada no duré nada en dormirme. No tuve pesadillas, lo cual fue un alivio.

+Al día siguiente+

Desperté sobresaltada a punto de caer de mi cama cuando oí el despertador. No recordaba haberlo puesto, y claramente Dominik no había sido, así que con enfado le lancé una almohada a Helen para despertarlo.

Yo tenía el sueño muy ligero, por lo tanto cualquier ruidito podría despertarme, y si algo o alguien me despertaba me ponía de mal humor.

Lo que me hizo enojarme más fue ver como Helen, a pesar de haber puesto la alarma él, todavía no despertaba. Aunque luego de tirarle la almohada sí que lo desperté.

-Hubieras dejado que durmiera un poco más. Puse la alarma un poco antes.

-Si me despiertas a mí, por lo menos también despiértate tú- dije volviéndome a tapar hasta la nariz con las mantas.

-No te vuelvas a dormir, y Dominik tú levántate- dijo tirándole mi almohada, este se despertó sobresaltado y por tanto movimiento de su parte se cayó de la cama.

Mundo cerrado, heridas abiertas (Basado en Suicide Room)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora