Mundo cerrado, heridas abiertas (Basado en Suicide Room)

18

Cuando llegamos todos nos bajamos del auto y el chófer se fue. Miré mi reloj, 10 minutos para entrar.

-Dominik, gracias por ir a ayudar a Johnnie a pesar de que no lo conocías. Te debo una- le sonreí.

-No fue nada, sé que es importante para ti.

Dominik sonrió y se encaminó al instituto mientras yo aún me quedaba en la entrada con Johnnie.

-Entonces...- dijo incómodo- Gracias de nuevo.

-Deberías darle las gracias a Dominik algún día también- sonreí graciosa.

-Alguna vez, sí- sonrió- Lindo instituto, por cierto- dijo mirando hacia adentro.

-Sí, un lindo instituto, aunque las personas no tanto.

-Sería muy difícil encontrar un instituto con buenas personas.

-Bueno, si algún día encuentro uno, iré- le sonreí- Tengo que ir a clases- hice una mueca de desagrado a lo que Johnnie rió.

-Buena suerte con eso. Te quiero, Christine- dijo abrazándome, a lo que yo le correspondí.

-Y yo a ti. Cuídate, Johnnie.

-Y tú- sonrió, dio media vuelta, y se fue caminando. Cuando lo perdí de vista miré la hora –dos minutos para ir a clase-.

Miré mi alrededor, ya nadie estaba afuera, por suerte ya tenía los libros que necesitaría. Corrí –o eso intenté- hasta llegar a la clase. Increíblemente llegué al mismo tiempo que mi profesor. Observé los asientos, quedaban dos –y no eran mis favoritos que digamos-.

1. Junto a Helen, quien ni siquiera se había dignado a mirarme cuando me vio entrar. No sé si eso me enfureció o me decepcionó.

2. A la par del mismísimo Aleksander, quien aparentemente había visto mis dos opciones y sonrió burlón mientras me guiñaba un ojo.

Miré a Dominik quien miraba hacia la ventana, aun así sabía que había sido él quien hizo esto. Maldecí a Dominik por eso, a mi orgullo por lo que estaba por hacer y a mí, por hacerle caso. Caminé decidida –a pesar de que no me sentía así- hasta el final de la clase, entonces tanto Dominik como Helen me miraron al mismo tiempo, sonreí como si no los hubiera visto y estuviera feliz por mi puesto, seguí caminando y al llegar al final doblé la esquina rodeando un asiento y sentándome junto con Aleksander, quien imitó una cara de sorpresa dirigida a Helen y se rió burlón.

Saqué el cuaderno y empecé a escribir los apuntes que el profesor de español estaba escribiendo en la pizarra. Aleksander también lo hizo, pero no apuntó nada, sino que me miró con una sonrisa "coqueta" en la cara.

-Entonces... ¿Qué te llevó hoy a sentarte conmigo? -dijo sin quitar la sonrisa de su cara.

-No fue por tu escasa belleza, eso te lo aseguro- dije sin mirarlo. Aleksander podía ser todo lo que quisieras, pero no sería capaz de golpear a una chica en su vida, podía sacar provecho de ello, pero no por eso no me amenazaría si hacía falta. Aun así, sólo rió un poco y negó con la cabeza.

-Pero qué fría. A mí me parece que algo pasó entre tú y Helen ¿Se pelearon? -insistió.

-¿Por qué de repente te interesas en mí?- dije dejando de escribir y viéndolo a los ojos.

-No me mires así, tú fuiste la que se sentó junto a mí después de todo- dijo sin perder esa sonrisa burlona.

-Eso no te da derecho a meterte en mi vida ¿Por qué no sólo puedes escribir en tu maldito cuaderno como haces siempre?

-Nunca había notado lo hermosos que son tus ojos ¿Sabes?- dijo ignorando por completo mi pregunta, yo rodeé los ojos y seguí escribiendo- Digo, es que siempre noté que eran cafés, pero no con ese tono verdoso. A puesto que se ven más lindos en la luz ¿Por qué nunca lo había notado?- dijo con una sonrisa, yo no le respondí, no sabía si hablaba conmigo o consigo mismo pero tampoco me importaba.