Las medidas de seguridad se tomaron con más seriedad de las que pensó inicialmente, Crocodile cuando inspeccionó notó que Robin puso más de su parte. Ella entendió rápidamente que Doflamingo en un peligro personal, que bien. Eso me ahorra una explicación.
Miró a uno de los guardias y sonrió bonachón. —El cliente infantil, ¿Ya se fue?
El guardia negó un poco preocupado. —Me temo que no, señor.
—Bien, sigue vigilando, estas haciendo un gran trabajo.
Se aseguró de elogiarlo ya que parte de su trato con los demás jugaba un rol importante en este país y más importante en sus planes futuros.
En total ya iban siete días, Doflamingo estaba quedándose en el hotel y jugando en el casino durante siete días, todas las mañanas pedía una reunión en la que terminaba sentándose y bebiendo un desayuno francés mientras Crocodile le prestaba el mínimo de atención al borde de la cortesía haciendo su trabajo en sus narices. Por otro lado no había intentado vulnerar la seguridad y estaba comportándose, su buen comportamiento no lo hacía sentir seguro todo lo contrario. En muy poco tiempo un sujeto como Doflamingo podría descubrir una brecha en su seguridad y vulnerarla si quisiera en cualquier momento pero de nada servía ponerse nervioso, debía de asegurarse de estar tranquilo pensar con claridad y brindar la suficiente seguridad a Robin, ella estaba expuesta en mucho tiempo a un verdadero riesgo, debía manejarlo con precisión.
La base de su cooperación era el equilibrio de beneficios que se brindaban el uno al otro.
—Por el momento no me dejes más libros, no podemos reunirnos a compartirlos hasta que se largue ese pajarraco— le advirtió. Vio en su rostro que esa prohibición fue u golpe duro pero primero estaba la seguridad.
Lo acepto tristemente.
—Además intenta distanciarte lo más posible. Traeré a Mr. Dos Bon Kurei para que este con él— esta también era una medida de seguridad.
Robin lo meditó —esta bien. Él me agrada.
—Es un sujeto simpático. Un poco ruidoso, prepárate.
Esa tarde después de retocar por si mismo los detalles de la vigilancia y la seguridad visitó la ciudad para mostrar su buen rostro y expulsó a unos piratas que había aterrorizado el puerto para luego ir a buscar a Doflamingo, lo encontró jugando al poker con algunos miembros de una mafia pequeña que se estaba buscando un lugar en el bajo mundo. Una mesa vip, llegó y se anunció como el propietario, su carismática aparición fue bien recibida incluso le ofrecieron un lugar para unas partidas que aceptó como cortesía. Se sentó deliberadamente al lado de Doflamingo.
El rubio intentó sonreírle pero el moreno estaba mirando fijamente su mano y las cartas fijamente por lo que lo imitó. No era precisamente su pasatiempo pero de vez en cuando jugaba con la familia Donquixote para hacer tiempo de calidad con ellos, lo cierto es que no tenía ningún buen contrincante porque a estas alturas todos lo dejaban ganar tanto los nuevos miembros como los viejos. Era triste porque aquí en el casino con jugadores profesionales y recurrente no era bueno. Ganó unas cuantas veces y no estaba en números rojos de hecho tenía un margen bueno de ganancia pero no era lo que esperaba de sí mismo, toparse con la realidad y notar que estaba sobrevalorado era desgarrador.
Apestaba no ser la mera verga.
En un abrir y cerrar los ojos el recién integrado Crocodile ganó la partida, la siguiente y la subsiguiente. Tenía una buena gana cara de poker y un buen ritmo, además de poseer el carisma nato de alguien que no se mofa de los perdedores por lo que nadie se vio enojado en su dirección.
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Mi Emperatriz.
FanfictionBasada en la teoría de la Emperatriz Kuja que habría muerto de amor, y el pasado misterioso del implacable pirata, Sir Crocodile. Doflamingo se enamora por primera vez perdidamente de una mujer fría y meticulosa, que nunca le da chance, después de...