A duras penas pudo volver a Dressrosa, por mera costumbre se metió a una ventana de las torres altas del reino, una, la primera que le pareció familiar y se arrojó al interior y rodó sobre su espalda tumbándose para dormir una siesta allí hasta que se le pasará la borrachera.
El techo blanco marfil con bellos y tupidas molduras ensalzando lo alto de los techos giraba como una rueda de la fortuna. Atrapado por el mareo su estómago se recogió. Solo quería vomitar. Luego de que Crocodile lo estafara bebieron jarra de cerveza tras otra, eso se sumó a la botella de vino que tomó en poco tiempo mientras tragó su almuerzo, la verdad no supo cómo se las arregló Crocodile para ganarle de esa manera mientras bebían, si, se sintió tan frustrado que había propuso una apuesta de quien podía beber más. Apostaron un deseo.
Se golpeó el rostro tratando de mantener la cordura.
Ahora le debía un deseo a un señor del mar, la competencia ¡Estaba loco!
Sacudió sus largas patas tratando de desahogar su molestia.
En ese momento en el que iba a soltar un grito una bella mujer morena de cabello ondulado vino corriendo hacía él, se colocó un chan sobre sus hombros. En sus ojos vio preocupación. —¡Doffy!
Violet se inclinó y despejó su frente peinando su cabello ordenándolo precariamente. Este solo se quejó sin decir que le había pasado.
—Estas muy ebrio, ¿Qué pasó?, ¿Puedes ponerte en pie?— Ella inspeccionó su rostro y notó su estado. Necesitaba ayuda.
Había ingresado a su habitación en vez de ir a la suya, de hecho la asustó mucho cuando pateó su ventana entró y se arrojó al suelo. Siendo esta la primera vez que entraba en este estado y de esa manera, su forma de ser era más arrogante no tan descuidada por mucho que hubiese una relación toxica y abusiva entre ellos no era tan descarado.
Doflamingo sujetó las manos de Violet para aferrarse a algo que no se moviera vertiginosamente y calmar así sus mareos. —Déjame así un rato.
—Desapareciste sin decir nada, todos estaban preocupados. Debería ir a avisarles, al menos a Trébol.
—No— contuvo las ganas de vomitar otra vez. —Harán un alboroto, me duele mucho la cabeza.
Viola se mantuvo sentada en el frio suelo a su lado en silencio y preocupada durante el tiempo que necesito para ponerse en pie. Lamentablemente en su situación no tenía nada más que hacer. Para asegurarse de sobrevivir tenía que aferrarse a este sujeto de lo contrario sería asesinada. La familia Donquixote quería una princesa de la familia Riku para Doffy, los planes de permanecer como los soberanos de este país necesitaban de alguien como ella. Por fortuna su hermana no sobrevivió y su sobrina era demasiado joven para pretenderla, por lo que se convirtió en el sacrificio idóneo.
Se mantuvo pensando que podía soportar cualquier cosa mientras pudiese sobrevivir.
La brisa helada se mantenía por la gran ventana alargada.
Las noches en Dressrosa eran heladas, un poco ventosas mientras que durante el día hacía una rica temperatura cálida pero no demasiado calurosa que les permitía vestir ligero y bonito pero en la noche debía de usar un chaleco de hilo o ligero para evitar resfriarse.
La misma brisa ayudó lentamente a Doflamingo, este se puso de pie con ayuda de Violet. Con intenciones de irse a su habitación pero la morena curvilínea le arrastró hasta su cama ya que estaban en su habitación solo se dejó llevar. Sosteniendo la espalda y el pecho de Doflamingo le costó trabajo mantenerlo en pie, al menos no se trataba de un ebrio de mal carácter estaba agradecida por ello, esto ya lo había confirmado muchas veces y pesé que no estaba con él de buena gana Doffy no era un hombre humillante en la intimidad, más bien era un enorme idiota manso y complaciente lo que era una verdadera sorpresa por como se comportaba de cara al resto.

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Mi Emperatriz.
FanfictionBasada en la teoría de la Emperatriz Kuja que habría muerto de amor, y el pasado misterioso del implacable pirata, Sir Crocodile. Doflamingo se enamora por primera vez perdidamente de una mujer fría y meticulosa, que nunca le da chance, después de...