CHAPTER L

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-Hoy... ¿Nos volveremos un poco más viejas? -intento bromear con Billie.

Hoy se había levantado particularmente enojada y echando maldiciones porque tendría que pasar 4 horas sentada esperando a que su estilista le decolorara el cabello, otra vez.

-Si, eso creo -acaricia la parte de mechones claros en su cabeza.

Billie es radical, completamente, cambiar el color de cabello solo para ir acorde con el estilo de su álbum era algo que me había mencionado las últimas semanas de navidad, le dije que estaba loca, ya que pasaría de negro y verde a rubio.

Solo con mucha suerte su cabello no saldría corriendo de su cabeza.

La estilista le dijo que el proceso debía hacerse en varias rondas, con una semana de por medio, para que su cabello tomara un poco de fuerza.

Adiviné que Billie se arrepintió de aquella idea el jueves pasado cuando la chica se fue, porque habían tardado casi 8 horas blanqueando todo lo posible, y luego la cabeza le picó toda la noche, pero no podía irse para atrás y no terminar el proceso.

-Oye, va luciendo bien -le miento mientras señalo su cabello.

-¿No fue ayer cuando dijiste que parezco una paciente de psiquiátrico?

La miro y recuerdo esas palabras saliendo de mi boca.

-Si... Eso fue... Ayer -admito con una sonrisa traviesa, mientras sigo observando toda la decoloración en su pelo- pero es verdad, si pones atención te ves ligeramente loca... Pero en un buen sentido, ya sabes, me gusta tu aspecto un tanto descontrolado, incluso cuando te ves como una chica psicópata me gustas.

Me rio un poco cuando suelta un suspiro pesado, y luego le beso el cuello con ternura, solo por ser irritante, aunque sea solo un poco.

-Vamos, a las locas les queda mejor el rubio.

-¿Enserio? -deja notar su sarcasmo y que mis palabras no habían hecho ninguna diferencia en su actuación.

Frunzo un poco mis labios y niego con la cabeza lentamente, con un pequeño puchero en el rostro.

-Mira, en serio me gusta... Solo creo que te hace lucir un poco... Extraña, y eso es bueno, ¿no? Solo... ¿Puedes tratar de sonreír?

-No quiero, mi lindo jueves ya no es lindo.

-Aun podemos cenar pizza y ver realitys en la noche, deja de quejarte.

Ella gruñe y se aleja de la meseta en la que estaba apoyada.

Su estilista llegó justo a las dos de la tarde, Billie le dio una sonrisa y la hizo sentir bienvenida, hablaron durante treinta minutos, y cuando los temas de conversación terminaron volvió a su actitud gruñona.

-¡Esta porquería pica..! -suelta el pequeño grito, escuchándose como una niña quejumbrosa que no quiere peinarse.

Intente no reírme y deje un pequeño "aww" salir de mis labios, era bastante divertido verla tan irritada con el ardor de su cuero cabelludo.

-Vamos, aún quedan como... ¿Dos horas? -doy un suspiro, y recibo una confirmación por parte de la estilista- lo estás haciendo genial.

-Te verás más rubia que nunca -la chica asegura y Bill gira un poco la cabeza, buscándome con la mirada y estirando su mano para que yo dejara la comodidad del sofá y me acercara a ella.

-¿Que...?

-Intenta hacer de soporte para mí al menos... Podrías reproducir algún episodio de Friends y sostener el celular frente a mí.

My Strange Addiction | Billie Eilish G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora