My Strange Addiction | Billie Eilish G!P

CHAPTER XXXIX

En la habitación de Billie estaban las cortinas abiertas, como cosa extraña, la luz exterior iluminaba parcialmente el espacio y a nosotras mismas, que no estábamos haciendo nada más que perder el tiempo.

Billie estaba sentada en el puff de su habitación, a un lado de la cama, con los pies estirados para que reposen sobre la misma.

Ella levaba puestos unos pantalones cortos de color negro, y un sujetador deportivo gris, siendo lo único que cubría su torso, mostrándome su suave y pálida piel, en general esas eran las únicas prendas en su cuerpo, sin contar sus boxers, claro, incluso estaba descalza mostrando sus sorprendentemente delicados pies de bebé.

Tenía en sus manos un pequeño ukelele, tirando acordes vagos y mirando al techo sin más, mientras yo estaba extendida en gran parte de su cama usando mi celular.

-Maldita sean las cuerdas -escucho su gruñido cuando sale un sonido agudo, como si se hubiera equivocado y aquello a su vez arruinara por completo el ambiente sereno- por poco rompía la puta cuerda -se queja- estoy harta de tener que afinar esta mierda cuando me apetece tocar.

-Lo estabas haciendo bien... -comento sin perder la vista en mi teléfono- ¿Estabas practicando una canción?

-No... estoy improvisando y viendo qué sale.

-Ya veo -me acomodo en el colchón, dejando mi teléfono a un lado y mirándola- ¿Y qué te está saliendo entonces?

-Nada -deja caer su cabeza hacia atrás, evitando que vea su frente con el ceño fruncido- nada en realidad, es decir, estoy componiendo, tengo una base, pero no sé cómo continuar.

-No lo estropees por completo -sonrío, bromeando.

-No soy tan mala -flexiona una pierna para acercar su pie a mi cara, y yo le doy un ligero manotazo- de hecho soy excelente con el ukelele, solo que... Tu trasero me distrae -suelta una risita.

-Ni siquiera llevo pantalones cortos -blanqueo los ojos y me siento frente a ella, al lado de donde tenía los pies apoyados.

-Si tuvieras un pequeño short o una falda, te aseguro que mis ojos no se despegarían de tus piernas, pero lo digo en serio, así de fácil me distraes -deja el instrumento y lleva una mano detrás de su nuca, luego apoya un pie en mi muslo, haciéndome entrecerrar los ojos.

-¿Esta cómoda? Deberías lavar tus pies antes de subirlos en cualquier lugar, gorila -sujeto uno de sus dedos y la obligo a bajarlo- has caminado por todos lados descalza, no me sorprendería si pisaste la mierda de Pepper.

-No hables así de Pepper, me gusta caminar por la casa sin calcetines, es más cómodo, ¿No crees?

-No, porque luego tus pies huelen mal.

-¿Mis pies huelen mal? -frunce las cejas y mueve los dedos.

-No, no huelen mal, huelen muy rico -digo con sarcasmo- ¿Qué perfume usas?

-Olor natural de sudor de pies -mueve la mano con un gesto refinado y luego levanta uno de sus pies.

-Mmm... Suena delicioso y sin duda huele estupendo.

-Si, deberías de dar un beso para completar los halagos -acerca el pie a mi rostro y yo lo aparto- no es como si yo no he besado tus pies, de manera figurativa y litera -se estira y toma uno de mis pies, los cuales también estaban descalzos, solo que a diferencia de ella, yo me había quitado las sandalias para acostarme en la cama.

-Mis pies no huelen mal, pero si, los tuyos huelen mejor -empieza a besar mis dedos, y la aparto- ¿Qué haces? No seas asquerosa Eilish.

-Claro, pero te encantaba que los besara luego de hacer el amor -extiende los brazos- ven, solo quiero estar contigo, ¿No tiene nada de malo? -cuando me siento a su lado recorre con la palma de su mano desde mi abdomen hasta mi cuello, ahuecando mi rostro en ella- solo que te acurruques conmigo, y que me beses, tal vez... No se -se encoje de hombros como si estuviera bromeando.