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Me llamo Ethan, Ethan Harvey. A día de hoy tengo 22 años, pero el día que todo estalló tenía 21.
La generación de mis abuelos eran personas normales, las de mis padres empezaron a tener "dones" conocidos como poderes. Y mi generación fue a más, desarrollando no sólo un don por persona, sino dos.
Para poneros en contexto, en la generación de mis padres, solo podías tener un poder. Pero en la mía, se unían los poderes de tus padres y tenías ambos.
El hecho de que las personas tuvieran un poder no fue lo que desencadenó el problema, el problema vino cuando se vio que los de mi generación tenían dos. Se empezó a especular que iríamos a más.
Así que cayó la histeria colectiva, se creía que la única forma de salvar al mundo sería matar a los más poderosos para así volver a la normalidad.
A los primeros que mataron fueron a los omegas, de por si la sociedad los trataba despectivamente, pero ahora era peor.
Se creía que el omega al atraer al alfa, era el que más probabilidades tenía de dar a luz un bebé con más poder.
Mientras que dejaron a las betas porque alguien tenía que traer personas al mundo.
No solucionó nada, al revés, empeoró las cosas. Los omegas no querían ser asesinados o mínimo esterilizados. Y los alfas estaban hartos de las relaciones con betas, decían que no los satisfacían igual.
Los betas no entendían el problema, ellos estaban perfectamente.
El equilibrio se acabó de perder. De cada 6 personas, 2 eran alfas, 3 betas y 1 omega. A veces ni siquiera había 1 omega en esas 6 personas.
Los alfas se desesperaron por conseguir un omega, los buscaban hasta debajo de las piedras. Si eras omega daba igual lo feo que fueras, serías codiciado.
Eso acabó de romper todo. Los alfas se hartaron y desafiaron la ley pues está les había arrebatado algo de suma importancia. Los betas por su parte no lo entendían y no dudaron en contraatacar. Mientras que los pocos omegas que quedaban se escondían con tal de no ser asesinados por betas ni secuestrados por alfas. Todo un caos.
Las guerras no fueron iguales, ahora cualquiera tenía un arma en su biología. Nada detenía a alguien de matar a otro.