Eran las 5 de la mañana cuando escuché gritos de dolor en el cuarto de las invitadas. Noah y yo nos despertamos y fuimos a ver. Picamos a la puerta.
Abrió Lilith nerviosa. De fondo vi a Crystal en la cama respirando fuerte y con cara de extremo padecimiento.
-Ahora no, estamos ocupadas- me dijo molesta.
Entendí que no le gustaba la idea de que estuviera en un momento tan vulnerable. Soy un alfa, me veía cómo una amenaza para su familia.
-Noah puede hacerle las cosas más fáciles, déjale que ayude- le propuse.
El rubio asentía dando a entender que era cierto lo que yo decía. La alfa aceptó dejándonos pasar. A mí me sentó en una esquina y me prohibió acercarme. Lo entendí.
Veía al ojiazul sanando todo lo posible a la omega mientras está daba a luz, así se desangraría y sufriría menos en el parto.
Los gritos igualmente no desaparecían, esto me ponía muy nervioso, si esa omega no se callaba nos podrían oír personas desconocidas.
Fueron 6 horas de contracciones, gritos, dolor y exasperación. Pero al final salió el bebé.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cinder Turner Taylor. Recién nacida. 50 cm.
Era una niña, rubia como la omega y de ojos grises como la alfa.
Noah y yo las dejamos solas, ya habíamos ayudado lo que tocaba.