Estrictos

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*Hace dos años y dos meses*

Era 17 de junio

Llevaba conociendo a Noah desde hacía un mes, él era el ser más hermoso del mundo, no me cansaría de pensarlo.

Fui a verlo el último día de clases (comenzaban las vacaciones de verano). Él iba a 4t de la ESO, yo iba en mi tercer año de universidad. A veces me pasaba a verlo cuando salía, su instituto y mi universidad estaban cerca. A diferencia de mí, él vivía lejos del instituto y universidad. Vivíamos lejos pero él tenía el don de espacio-tiempo, no era un problema vernos.

Cuando lo vi alcé el brazo, no tardó en correr para abrazarme, él era muy amoroso

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Cuando lo vi alcé el brazo, no tardó en correr para abrazarme, él era muy amoroso.

-Estás muy lindo en el uniforme, una pena que no te vaya a ver más con el- le piropeé.

-Ya me has dicho muchas veces lo del uniforme, aunque igualmente gracias, me haces sentir bonito- sonreía avergonzado.

-Eres bonito, muy bonito- aseguré.

Él y yo nos fuimos al parque, me contó que había aprobado todas, algunas con mejor y otras con peor nota, pero aprobadas.

Lo felicité invitándolo a un helado, veía que no lo comía.

-¿No te gusta?- hablé extrañado, lo escogió él.

-Mi padre me dijo una vez que los alfas invitan a un helado al omega sólo por dos razones....- murmuró incómodo.

-¿Que razones?- pregunté curioso.

-Para drogar al omega y secuestrarlo o para ver cómo sería haciendo sexo oral- explicó.

-Ah, vaya mente más retorcida la de tu padre, pero si quieres me como yo el helado y te compro otra cosa- intenté solucionarlo.

No le compré el helado con esa intención, sólo quería hacerle un detalle.

-No, así está bien- aclaró rápidamente.

Él comenzó a comer el helado y yo hice igual.

{¿Te estás imaginando que te la chupo?} se interrogaba mirándome de reojo.

-La verdad sí- respondí cómo si nada. No podía evitarlo, él me metió la idea en la cabeza.

-¡Eres un pervertido, nunca haría eso!- chilló sonrojado.

-Has empezado tú, si no lo hubieras mencionado no lo hubiera pensado- me excusé.

En está época yo ya pensaba en Noah de otra forma, aunque tuviera 16 y yo 21. No podía evitarlo, estoy enamorado y es lindo, era imposible no imaginarlo de forma sexual, y más siendo él un omega y yo un alfa.

Obviamente no llegaba a más, no lo tocaba de manera indebida ni morboseaba.

Nos quedamos callados, por la incomodidad.

El apocalipsis del poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora