Hogar

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Noah recuperó sus dones antes, esto se debía a que era inmune a medicamentos. Le hizo menos efecto.

El inhibidor de dones es muy fuerte, capaz de durar un día completo. El cuerpo del rubio no pudo interceptarlo.

Cuándo estudiaba, una de las cosas que descubrí es la fuerza de un inhibidor. Puede inhibir cualquier don debido a su velocidad, con sólo dos microsegundos después de inyectarlo en un cuerpo, ya hacía efecto.

El don del ojiazul era inmune al inhibidor, pero este al ser tan rápido no le daba tiempo a su don a actuar. El inhibidor es quince veces más veloz que el ácido, si le tirase ácido a Noah, no le haría daño debido a que le afectaría cómo agua gracias a que la velocidad de actuación de su don era más rápido.

Interesante y cierto. Aunque una cosa no quitaba la otra, el don del rubio le ganaba al inhibidor en un tiempo, pues se le fue el efecto en unas 6 horas según mis cálculos (desde que nos secuestraron).

Mis dones biológicos no habían vuelto aún.

Los de esos omegas desconocidos tampoco. Seguramente nos seguían buscando protección.

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Al llegar a la casa dejé al ojiazul en la cama, estaría cansado.

Busqué un libro y me puse a leerlo sentado a su lado en el colchón.

Mientras yo leía, él abrazaba mi torso.

"El don de ángel tiene una sanación rápida de cinco microsegundos a medicamentos, venenos o enfermedades, siendo así incapaz de sufrir quemaduras ni del ácido más fuerte, ser envenenado con cualquier veneno conocido, y también no se ve afectado a ninguna enfermedad registrada.

Toda su inmunidad es gracias a la velocidad de sanación, pues se conoce que su don puede ser inhibido por un inhibidor de dones debido a que el inhibidor gana en la velocidad de reacción.

Aunque es cierto que no inhibe el mismo tiempo que con algún otro don que no tenga sanación."

Los inhibidores de don no hacían daño cómo tal, así que el bebé no se vería afectado, además seguramente el cuerpo de Noah lo haya protegido. El don del rubio ve la maternidad cómo algo noble, así que se encargaría de velar por el feto cómo fuera.

Aunque es obvio que me necesitaba, lo veía inhalar mi aroma. Un bebé de un alfa y un omega no podía estar sin feromonas del padre.

La naturaleza hizo que nos hiciéramos dependientes del otro nada más el ojiazul quedó en estado.

¿Sabéis cuándo un bebé llora y la madre es la primera que se despierta? A mí me pasaba algo parecido con Noah.

Si él se quejaba y pedía cualquier cosa, yo tenía el instinto de levantarme y conseguirle el capricho. Así funciona, él me pide a mí, el bebé le pedirá a él y yo no le puedo pedir a nadie.

¿Injusto? Bueno, entiendo que es mi castigo por no ser yo quién lleva al bebé ni sufrirá el parto. Ah cierto, que el ojiazul ni siquiera pasará por ese dolor. Entonces sí, era injusto para mí.

Parece que me queje, pero está bien, es lo que me toca. El rubio lo pasará fatal cuando ese bebé quiera estar 24/7 a su cuidado. Yo le ayudaré obviamente, pero no será a mi a quién demande esa criatura. No tengo ni tendré leche, ni feromonas tan tranquilas cómo las de Noah. En pocas palabras, él estará jodido.

Comencé a reír levemente, ya me lo imaginaba agotado diciéndome que tenía razón con lo del bebé.

-¿De que ríes?- preguntó extrañado mirándome.

El apocalipsis del poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora