Hacía años que no habían ocupado tantas cajas, la última vez fue cuando los dos se mudaron a su hogar en Inglaterra, si bien Toto había estado viviendo en Mónaco y Christian tenía su departamento los dos habían quedado fascinados con el inmobiliario que habían encontrado en una de sus salidas.
El mayor no había dudado dos veces en comprar el lugar y los dos simplemente habían decidido que iban a vivir ahí.
Había sido su pequeño lugar seguro desde el principio, quizá no tan pequeño, pero ahí había sido durante años habían vivido lejos de las cámaras siempre vigilantes y las personas que no parecían descansar en acosarlos.
Una vez que empezaron a ver a los pilotos como sus hijos eso no había cambiado.
Ni un solo de los chicos conocía donde estaba ubicada su casa, ellos los visitaban en otras propiedades que tenían, en varios países, pero jamás habían pisado su casa.
Llámenlos egoístas, pero era el único lugar donde los dos hombres podían ser vulnerables y todo estaría bien.
Y pensaron que sería así por siempre hasta que llegó Pepe a sus vidas, un mes después Ernesto se movió a su hogar y ahora era el turno de Rocco.
El tercero más joven de sus hijos parecía nervioso, algo totalmente comprensible, sería un lugar nuevo, y todo lo que conocía lo dejaría atrás, Rocco los veía como sus padres, sí, pero este seguía siendo un país desconocido para él.
– ¿No sentiste triste cuando dejaste atrás todo lo que conocías, papá Chris? – el británico se sorprendió cuando escucho la pregunta, Christian miro a su hijo, que estaba sentado en el piso mirando sus manos, su esposo y él intercambiaron miradas, y el castaño asintió en dirección del niño.
El británico se sentó a su lado y suspiro.
– No, yo sentí alivio, sí, me sentía solo, pero sentí alivio... mis padres no me aceptaron por ser gay y me habían dicho que dejará eso de lado o saliera de su casa, esa noche salí con un par de cambios de ropa, el dinero que tenía ahorrado y mi comic favorito de Star Wars – todavía lo podía recordar, el miedo de no tener nada, de no lograr salir adelante y tener que regresar a un lugar donde era infeliz, donde no era él mismo, y donde no era amado.
– ¿Cómo lo hiciste?, ¿Cómo llegaste a todo esto? – el rubio se rio entre dientes.
– Esa es una historia bastante larga, pero básicamente conocí a Adrian, y lo tuve a mi lado durante todos esos años, me apoyo en los peores momentos y se alegro por mi en los mejores... él es como un hermano mayor para mi... a veces solo necesitas que alguien este ahí para ti – Rocco estiro su mano y apretó la de Christian.
– Tengo miedo, papá Chris... ¿Y si también dejan de quererme? – Christian miro con cariño a su hijo.
– Eso jamás podría pasar, eres uno de mis patitos, siempre estaré para ti, siempre orgulloso de ti, así como de todos tus hermanos, y quizá ninguno de ustedes es de nuestra sangre, pero son nuestros hijos, y todos son chicos maravillosos, todos – Rocco se recargo contra él, y Christian lo atrajo a sus brazos.
Toto se asomo cuando sacaba un par de cajas y los miro con cariño cuando notó su posición.
El británico le hizo una seña para que se acercará, por lo que el austriaco dejo lo que estaba cargando y fue hasta a ellos, una vez en el piso los atrajo a los dos a sus brazos.
– Vas a estar bien, cuando menos te des cuenta tu mayor problema es que uno de tus hermanos este usando tu ropa o algo así – el británico se rio y dejo que su esposo siguiera tranquilizando al menor, él era el mejor en esos temas.
Podía tener un carácter duro y fuerte delante de las cámaras, pero siempre era tan dulce y considerado con su familia.
El rubio tomo las cajas que Toto había dejado en el piso y las llevo a la camioneta, Ernesto y Pepe ya habían terminado con las demás, pronto los tres estaban esperando en el vehiculo a los otros dos.
No pasaron más de dos minutos cuando salieron, el austriaco abrazaba al niño contra su costado y los dos se reían.
Sí, Christian había elegido bien al padre de sus hijos, y poder reconocer ese hecho todos los días solo hacía que su corazón se calentará.
Una vez que su esposo estuvo del lado del copiloto intercambiaron sonrisas.
El camino de regreso a su casa fue bastante rápido, y cuando menos lo esperaba estaban bajando las cajas que contenían las pertenencias de Rocco y las llevaban hasta su nueva habitación, justo frente a la de Ernesto.
Su hijo se quedó mirando su nuevo espacio, mientras todos llevaban las cosas.
Lo dejaron asimilar que estaba en un lugar donde estaría a salvo y donde sería querido.
Cuando Christian y Toto dejaron las últimas dos cajas el menor se dio la vuelta y corrió a abrazarlos a ambos, el británico lo apretó contra los dos.
– Gracias... por traerme a casa, se siente bien – el rubio peino el cabello de su hijo.
– No hay nada que agradecer, es donde perteneces, tú y todos tus hermanos – su hijo se separó y le sonrió mostrando todos sus dientes.
– Podré presumirle a Leo que tengo los mejores padres de todo el mundo, y también los hermanos... no le digan a Pepe que dije eso.
– Muy tarde, escuche todo eso enano... hagamos un trato, no digo eso si tu tampoco dices que tengo los mejores hermanitos menores del mundo – Christian le sonrió a los dos, Rocco se rio y se acerco a abrazar al español.
– Trato hecho.
– Bien, vamos abajo, Ernesto se comerá todo el helado – el británico se rio cuando Rocco saltó sobre la espalda de su hermano, y el mayor simplemente salió corriendo.
– ¡No corran por las escaleras!
– ¡No lo cargues mientras bajan por las escaleras!
Los dos mayores se miraron antes de reírse entre dientes.
– Deberíamos ir o tendremos a un niño hiperactivo por la noche
– No lo tendría de otra manera, gracias, por darme una maravillosa familia – Christian se inclino a besar los labios del mayor.
– Hicimos un buen trabajo, te lo dije, somos buenos rivales, pero somos un mejor equipo – su marido sonrió.
– Lo somos, me gusta ser parte del equipo.
– Me gusta que seas parte de el... ahora, ¿Qué tal si les hacemos creer que se salieron con la suya?
– ¿Cinco minutos serán suficientes? – Christian le sonrió y se acerco más al mayor.
Sí, cinco minutos serían suficientes, lo beso tratando de mostrarle todo el amor y cariño que tenía para él.
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Nos leemos hasta la próxima.
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Flufftober
FanfictionEl calendario fluff de octubre desde la perspectiva del Wolffner de mi grupo de rol. Portada provisional.