Flufftober

30. Primera vez

No lo admitiría, no en voz alta, pero Christian tenía un diario, no era algo común, era más bien un diario dedicado a Toto, en él contenía toda la información que aprendía del mayor, sus días más memorables, incluso si no eran alegres.

Todo lo que estaba en ese diario iba dedicado a su marido.

Era su pequeño confidente.

Todavía recuerda la primera vez que escribió en el, que había sido un regalo del mayor, y lo primero que escribió fue su primer beso como pareja, describiéndolo como mágico y maravilloso.

Al ser algo tan privado solía escribir cuando nadie podía verlo, porque era algo suyo, pero por supuesto que un día su suerte se iba a acabar.

– ¿Qué estás haciendo, papá pato? – el británico levanto la vista para ver a Ernesto entrando, observando su diario.

 – Escribiendo – por alguna razón se sintió cohibido al ser descubierto, se sintió expuesto.

– ¿Qué dijimos sobre tocar las puertas? – la voz de su marido lo tranquilizo, pero al mismo tiempo lo puso tan nervioso que se sonrojo.

– Lo siento, solo quería preguntarle si había visto mi patineta – Christian carraspeo y asintió.

– En el cobertizo, te dije que la guardarás en su lugar y no me hiciste caso – su hijo le dio las gracias y después salió corriendo.

Dejándolo solo con Toto en su estudio.

 – No tienes porque decir de que se trata – el británico lo pensó durante unos segundos y decidió mostrarle al mayor, de todas formas, no había nada que ocultar, el más alto sabía todo, porque lo había dicho todo.

Así que su manera de invitarlo a acercarse fue hacerse hacia adelante dejando un espacio para que el mayor se sentará detrás de él, cosa que capto su esposo al segundo, así que el austriaco cerro la puerta y luego se puso en el lugar que había dejado, jalándolo para abrazarlo contra su pecho.

Dejo su diario sobre las manos del mayor y espero.

– Recuerdo este pequeño amigo, lo traje como recuerdo de Vienna, no pensé que lo conservarías todos estos años y... todo es sobre mí – Christian sonrió con cariño al escuchar la sorpresa en la voz del más alto.

– Vienna espera por ti... eso me dijiste, ¿No?, como la canción... tú eres mi Vienna – el castaño le sonrió con amor, dejando un beso casto y empezando a hojear.

El rubio lo miraba de reojo, notando las emociones pasar por el rostro de su esposo, cariño, ternura, comprensión, incluso culpa, pero siempre había un sentimiento que se quedaba a pesar de la página.

Amor.

Y entonces vio que se detenía en una página, al ver de que se trataba no pudo evitar sonreír nerviosamente y cubrir su boca con sus manos cubiertas por las mangas de un suéter que pertenecía al mayor.

Su primera vez, la real.

Toto era todo lo que pensé y más... dulce, apasionado y un poco salvaje, quizá pueda demostrar más de eso último, algo en lo que pensar, pero para haber sido la primera vez, no contaré el pequeño accidente que tuvimos gracias a Adrian, algo por lo que todavía lo estoy molestando; fue perfecto.

Era todo un caballero, incluso si decía algunas cosas sucias, y fue tan decidido a pesar de no tener idea de como tener sexo con un hombre, sí, hubo un poco de torpeza, pero eso solo lo hizo único, y me hizo sentir tan especial, porque todo lo que podía pensar por eso es que yo soy el único hombre por el que se ha interesado, y mis metas son que sea el único al que ha amado.

Mientras me tomaba solo podía ver sus ojos tan brillantes y llenos de placer y cariño, sentir sus músculos tan deliciosos contraerse con cada movimiento, escuchar cada sonido que salían de sus labios y probar dichos labios de vez en cuando.

Fue algo tan... nosotros que desee por un segundo que el momento no se terminará, me sentía tan deseado, querido, amado, cuidado, protegido y pleno en sus brazos que no quería que acabará.

No sé como es que se sintió Toto, pero en el momento en el que el acto termino yo... me sentí completo, como si perteneciera ahí, en sus brazos, desde el primer momento de mi existencia estaba destinado a él.

Quizá un poco cursi, pero jamás me había sentido tan completo junto a nadie, ni siquiera cuando se trataba de él... supongo que así es como se debe de sentir cuando estás con una persona que te ama con la misma intensidad y fuerza de la que tu lo amas a él.

No sé que nos depare el futuro, pero mi deseo es que cada vez que tengamos sexo, intimidad o lo que sea, yo sienta lo mismo todas las veces, quiero permanecer a su lado, espero que me de el privilegio de disfrutar de su compañía por el resto de mi vida.

Porque después de todo lo que pasó el día de hoy, estoy seguro de que lo amo.

– Te dije que eres tan dulce... me pasó algo muy parecido, solo que yo me di cuenta que después de ti no habría una sola persona, mujer u hombre, que pudiera ocupar tu lugar, eres el único hombre que me ha gustado en mi vida, y la única persona a la que he amado con tanta intensidad, te lo he dicho mi lindo mapache, no sé que haría sin ti en mi vida, y no te di un privilegio, tú me lo diste a mí, nadie en tu pasado te apreció como debía, así que le doy las gracias a todas esas personas por no darse cuenta del tesoro que dejaron ir, porque cuando lo encontré, no lo deje ir, tuve el privilegio de poder reclamarlo todo para mi – el británico sentía tantos nervios, amor y cariño por su esposo que solo pudo hacer lo que hacía cada vez que se sentía tan sensible.

Se giro para abrazarlo de frente y escondió su cara en su pecho, refugiándose en su lugar seguro, su lugar favorito.

En seguida sintió las caricias en su espalda, dándole la tranquilidad que buscaba, y el beso en su cabeza, dándole el cariño que necesitaba.

– No sé como funcione la teoría que me contaste el otro día, ya sabes, esa de los universos alternos, pero te aseguró que incluso si en todos esos no estamos juntos de esta manera, siempre vas a tener un impacto en mi vida, porque estamos destinados a estar unidos, amor, agradezco estar en un universo donde puedo amarte sin reservas – Christian sonrió, el mayor no solo había escuchado su diatriba de teorías locas, también estaba siendo la persona más dulce del mundo.

Se separo del mayor solo para besarlo, este hermoso momento tenía que ir al diario.

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Nos leemos hasta la próxima.