29. Notas de amor.

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Toto no lo recordaba, seguramente, pero había pasado casi un año desde que se habían enterado del embarazo de Christian, ahora ya tenían a sus bebés, pero cuando se enteraron las cosas no estaban tan... tranquilas como para poder disfrutar de la noticia.

Así que decidió hacer algo para que el recuerdo no fuera tan malo.

La idea empezó con un juguete de los mellizos que tenía en su escritorio, y lo hizo sonreír.

Fue un poco complicado pensar en la manera en la que podía representar lo que quería decir sin lograr que su esposo pensará que estaba embarazado.

Se decidió por mezclar dos cosas, en una sería una línea del tiempo, de los meses que habían transcurrido desde entonces, sería un simple número y algo que sintió durante ese mes, el sentimiento más grande, y como su marido lo ayudo, esas notas las escribiría en ecografías y fotografías para los recuerdos.

Por otra parte dejaría un pequeño rastro de notas, agradeciendo al mayor.

Miro el reloj, las seis de la mañana, perfecto para iniciar, sobre todo porque el día de su esposo iba a empezar.

Empezó a escribir rápidamente, todas las notas estaban listas solo 10 minutos después.

1. Nuestros sueños hechos realidad. Incluso con todas las probabilidades en contra logramos concebir lo que más deseábamos, llegando justo en el momento que más lo necesitábamos.

Ahí iba la primera ecografía de los mellizos, esa la dejo a la fotografía que tenía su esposo en su mesita de noche, al mismo tiempo puso una nota en los libros de paternidad que el mayor había comprado donde escribió: Gracias, por ser el padre más dedicado.

La segunda nota y ecografía vinieron después de una hora, la primera la dejo sobre el espejo del armario, sabiendo que tardaría en entrar ahí.

Gracias por darme la fuerza de amarme incluso cuando no me sentía bien.

Dentro del bolsillo del abrigo vendría la fotografía y ahí había escrito algo corto. 2. Como el número de bebés que descubrimos que íbamos a tener, nunca me defraudas señor Wolff.

Dejo las siguientes en el auto del mayor, la ecografía pegada al volante y la nota al espejo retrovisor, la segunda decía algo dulce: Gracias, por ir en la madrugada por todos mis antojos. Mientras que la primera decía:

3. Cuando incluso cuando todavía podía hacer las cosas por mí mismo, procuraste mi seguridad y salud, así como la de los bebés, mi siempre protector.

La cuarta la había dejado dentro del maletín del mayor, la ecografía la ocupo como separador de su libreta, y la fotografía la dejo dentro del protector de pantalla de su tableta, en esa había escrito: 4. Tratar de lidiar con un adicto al trabajo embarazado debió ser duro, pero perseveraste, y gracias a ti y tus cuidados los tres estábamos perfectos de salud, la otra por otro lado decía: Gracias, por organizar cada cita médica para nuestro bienestar.

Las dos siguientes estaban dentro de la computadora del más alto, Christian conocía tan bien a su marido, que conocía su rutina diaria, y había cronometrado todo para que pasará al menos una hora de diferencia entre cada nota y ecografía, las quintas de ambas fueron simples.

5. Un año nuevo, una etapa para la que estábamos trabajando todos los días, cada vez más emocionados de conocer a nuestras pequeñas estrellitas; Gracias, por quedarte a mi lado para cada paso, para afrontar nuestros miedos juntos.

Para la siguiente tuvo que contactar a la asistente del su esposo, diciéndole que había dos cosas que quería que pusiera con su taza de té del día, la nota estaba pegada a una galleta con una envoltura transparente: Gracias, por cuidar de mí, incluso cuando sabías que me molestaría por no poder todos los dulces que quería; mientras que la ecografía estaba cuidadosamente colocada contra la taza, 6. Recuerdo tu expresión al saber que los bebés ya estaban pateando, les diste dos besos y luego los regañaste por lastimar a papá, cuando te escucharon supe que serías el favorito de uno de ellos.

Las número siete fueron enviadas por él, junto con el almuerzo del castaño, pegada en la botella de jugo había puesto la última ecografía de sus bebés. 7. Solo unas semanas más para conocerlos, el miedo y la preocupación por lo que venía eran enormes, pero juntos todo eso desaparecía y solo quedaba el amor y la emoción. Había puesto la nota sobre un paquete de cerezas, su principal antojo durante todo el embarazo. Gracias, por hacer hasta lo imposible para darme lo que necesitaba.

Los dos siguientes números también fueron puestas en su lugar por la asistente de su marido, el ocho llego sobre la pila de documentos que el mayor tenía que firmar. 8. Incluso cuando las cosas no salieron como pensábamos, como lo habíamos planeado, todo lo que me importaba es que estabas ahí para los tres, como siempre, adjuntado a la primera foto de sus bebés recién nacidos; Gracias, por ser el padre que siempre soñé para mis hijos, y más. Por otro lado los número 9 llegaron en el momento en el que tenía que tener una llamada, y la fotografía fue puesta encima del teléfono de oficina que su esposo seguía usando y la nota contra la pantalla del computador. 9. Tenerte lejos fue difícil al principio, pero te aseguraste de hacernos sentir cerca de ti cada día que no estabas en casa; Gracias, por hacernos tu prioridad número uno.

Las siguientes notas estaban una vez más en el auto del mayor, ambas puestas en la libreta que sabía que el castaño ocupaba todos los días para anotar sus pendientes del día siguiente y tachar lo que hizo en el día, la nota estaba sobre la tapa: Gracias, por ser siempre tan dulce con nosotros, incluso cuando tu día fue pesado. Por otro lado la fotografía estaba justo en la hoja del día: 10. Y aunque quizá nos tardamos más de lo que pensamos, y habíamos pensado que no se podía, lo logramos y conseguimos otros tres hijos más a la mezcla.

Las 11 estaban juntas, una al lado de la otra, en el lugar donde Toto dejaba las llaves de su auto.

11. Incluso cuando las cosas eran difíciles no te diste por vencido, y protegiste siempre a nuestra familia, siempre tan dulce, siempre un caballero.

Gracias, por ser tú mismo.

Christian sonrió al sentir el abrazo que el mayor le dio por la espalda, se giro para entregarle el pequeño albúm que había preparado como regalo, lleno de fotos de todo el embarazo del menor y el crecimiento de sus bebés desde el nacimiento hasta el día de hoy.

En la tapa estaba la nota. Gracias, por permitirme amarte por el resto de nuestras vidas.

El rubio abrió el albúm mostrando la última página, donde la foto no estaba pegada y podía leer lo que había detrás.

12. Y al final cumplimos lo que siempre quisimos, tener la familia más hermosa del mundo, y demostraste que eres el esposo más devoto, el padre mejor padre para nuestros hijos, te amo.

– También, te amo, mi lindo y tierno mapache – Christian recibió con gusto el beso que el mayor le dio.

Sí, las pequeñas notas habían sido una buena idea, debería empezar a volver a dejar más, quería recordarle al mayor todos los días que lo amaba, y siempre lo haría. 

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Nos leemos hasta la próxima.

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