10. Falso embarazo

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Hacia meses que su marido y él habían decidido no tener más bebés por el momento, lo pensarían para un año después o algo así, y todo dependía de la salud de Christian, porque ya no era ningún joven para que el embarazo fuera un paseo por el parque.

Algo que definitivamente no era para ninguna persona, pero que era mucho peor para alguien de su edad y salud.

Además el parto un poco traumante y las advertencias de su médico, no habían hecho más que asegurar la decisión de su marido.

El mayor siempre lo iba a preferir a él sobre lo demás, cuando habían discutido la posibilidad de que Christian falleciera cuando concebía a sus mellizos, el más alto se enojo y zanjo el tema de golpe.

Fue muy claro en lo que haría, y aunque se había escuchado un poco cruel de su parte, el británico lo entendía.

Y por esa misma razón el más grande se puso un poco paranoico en cuanto a temas de salud del menor, no lo dejaba subir o bajar demasiadas escaleras demasiadas veces al día, no demasiada azúcar o grasa en el día, nada de saltarse comidas o vitaminas que le había recetado su médico, siestas durante el día para poder controlar su cansancio, no podía estar mucho tiempo sentado y trabajando o el mayor iría por él. nada de acercarse a cosas que provocaban sus alergias o que pudieran enfermarlo, hidratación constante.

La lista seguía y seguía, había sido dulce y tierno en cierta parte, pero también era un poco angustiante la preocupación que el mayor tenía durante todo el embarazo.

Así que era totalmente razonable que Christian se preocupará cuando vio la prueba de embarazo entre sus temblorosas manos.

Por un lado no eran dos jóvenes sin estabilidad económica, pero por el otro, el menor no creía que su pareja estuviera preparada para pasar por todo eso nuevamente.

Por mucho que le encantará la idea de tener otro bebé con él.

Suspiro mirando la prueba y recargo su frente contra la pared frente a él, ¿Qué se supone que iban a hacer?

Primero que nada, iría a hacerse una prueba de sangre, necesitaba saber como estaba todo.

Bien, no, ese no era el número uno en su lista de cosas por hacer.

– ¿Amor?, ¿Todo bien?, ¿Te sientes mal?

Christian trago en seco, ahora o nunca, dejo la prueba en el bolsillo trasero de su pantalón y se armo de valor para lo que venía.

Abrió la puerta con cuidado y tomo una de las manos de su esposo, quien apretó su mano con fuerza.

– ¿Christian?, ¿Qué sucede? – los guio al sillón de la habitación y lo obligo a sentarse antes de sentarse sobre su regazo, solo entonces sacó la prueba y se la mostró a su marido, que abrió los ojos enorme.

– La acabo de hacer – su marido seguía mirando la prueba entre sus manos y entonces tomo la cintura de Christian y lo obligo a levantarse.

– Vamos al hospital, hablaré con Ben – el británico suspiro, podía ver como lentamente su marido se cerraba sobre sí mismo, con el paso de los años aprendió que era una manera de mantenerse a salvo de lo que lo lastimaba o asustaba. 

En este caso lo que significaba para la salud de Christian un embarazo tan cercano al que acababa de tener.

Una vez en el auto, en camino al hospital se observo a mirar a su marido, y solo podía ver la duda y el temor de que lo que pudiera significar esto, así que sin dudarlo tomo la mano del mayor y entrelazó sus dedos.

– Estará bien, lo vamos a resolver – su esposo suspiro y no dijo nada, pero apretó más su mano.

Una buena señal.

En el hospital Toto se hizo cargo de pedir todo, prácticamente exigiendo las cosas, sin dejar su lado ni un solo segundo, lo que hizo que Christian lo mirará cada vez que podía, tomar el control de la situación servía para la tranquilidad del mayor.

Con las pruebas de sangre tomadas se dirigieron a la oficina de su amigo, Ben los recibió muy amable, y en cuanto tomaron asiento les explico las complicaciones que podrían surgir si la prueba era positiva, mientras más escuchaban el temor era un poco más grande, por lo que no se sorprendió cuando sintió la mano sobre su pierna.

– No es para asustarlos, Torger, pero necesitaba que supieras los riesgos que conlleva esto, aquí están las pruebas... los dejaré para que puedan hablar sobre todo esto – Christian le sonrió.

– Gracias Ben – el doctor palmeo el hombro del austriaco y salió de la oficina.

Su esposo no tardo más de dos segundos en abrir el sobre y leer todo, en cuanto vio como el cuerpo del mayor se relajaba lo supo, no estaba embarazado, y eso era una tranquilidad enorme para su marido.

– Tenía miedo de haberte puesto en una situación que te pusiera en riesgo.

– Así suena como si solo tú hubieras sido el culpable... escúchame, amor, no iré a ningún lado, todo está bien, fue una falsa alarma – Toto lo miro entonces, con los ojos llenos de culpa y desesperación.

– No sé si quiero otro hijo, no si el precio es poder perderte o que te lastimes, no podría pasar por eso, y lo digo en serio, te necesito tanto – Christian se levanto de su asiento y fue a sentarse sobre el mayor.

Quien lo abrazo con fuerza.

– Todavía aquí, todavía latiendo por ti – tomo una de las manos del más grande y las llevo a su pecho para que pudiera sentir los latidos de su corazón.

– No me dejes – el británico sonrió un poco mientras lo miraba a los ojos.

– ¿Cómo podría?, siempre habrá un pedazo de mi mismo contigo, te pertenezco... creo que hay que volver a casa, ahí podré asegurarte de mil maneras que sigo estando aquí – Toto asintió.

– Nada de sexo, no podría pasar por un susto así de nuevo, y usamos protección – el menor sonrió con cariño.

– Si eso te hace sentir más tranquilo entonces está bien, como te lo dije cuando iniciamos esta relación...  no estoy detrás de ti porque me encantes físicamente, eso es un plus, es lo que hay aquí adentro lo que me enamoró – Toto sonrió con amor cuando sintió la mano del más bajo sobre su pecho, donde estaba su corazón.

– Te amo, schatzi – el mayor sujeto su rostro con cuidado y devoción.

– Y yo a ti, cariño – Christian lo beso tratando de transmitirle todo lo que sentía por él.

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Nos leemos hasta la próxima.

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