Once años de relación, muchos más de conocerse, y Christian solo había conocido a su suegra en ese tiempo, algo que no había salido bien.
No es que su esposo se avergonzará del británico o estuviera peleado con su hermana y su madre, simplemente para el mayor ellas no eran una prioridad, había existido un distanciamiento que se dio desde que el castaño había empezado una relación con Christian, y las mujeres no habían hecho nada para remediar.
El rubio al principio le había dicho a su pareja que no tenía porque apartarse de su familia por miedo a lo que fueran a decir, pero entonces ninguna de las dos lo buscaron tampoco, no preguntaban por él más que una vez al año, en su cumpleaños, o cuando necesitaban ayuda en algún tema.
Y solo entonces había comprendido que no era solo él quien tenía una familia fracturada.
El año pasado, cuando su relación salió a la luz todos los familiares de su marido de repente querían saber que estaba pasando con su vida, y fue aun peor cuando se enteraron del embarazo del británico.
Lo que termino en una presentación con su suegra.
Nada agradable, desde la señora acusándolo de haber pervertido a su hijo hasta señalando que los niños que el menor esperaba no eran de su hijo, y eso termino en un parto de emergencia.
Todavía no había perdonado a la mujer del todo, no cuando pudo haber perdido a sus bebés.
Pero el acercamiento de los familiares de Toto abrió un deseo en el austriaco porque su familia conociera a su hermana, el británico había aceptado siempre y cuando la madre del mayor no estuviera presente, cosa que fue rápidamente aceptada y pronto se estaba organizando todo para tener un encuentro con la hermana menor del austriaco.
Tres días después se encontraban afuera de la casa que tenía la mujer con su marido y sus hijos, esperando a ser recibidos.
No lo demostraban, pero sus hijos estaban temerosos de no ser recibidos como parte de la familia Wolff.
De una cosa estaba seguro Christian, si alguien se atrevía a decir algo de sus niños iba a haber un infierno que pagar.
Se concentro en cuanto escucho la puerta abrirse.
– Toto, hola, pasen, pasen, están en su casa – el hombre se hizo a un lado y los dejo pasar.
Claramente ese era el esposo de la hermana de Toto, quien ahora estaba abrazando a su hermano mayor.
Los dos dijeron unas cuantas palabras en alemán y entonces los estaban mirando.
– Phili, te presento a mi esposo, el amor de mi vida, Christian Horner-Wolff, ellos son nuestros hijos, Pepe, el más grande de los que vinieron con nosotros, Ernesto, Rocco, y nuestros mellizos, Ben y Kady – la mujer les sonrió, y miro con diversión a su familia.
– Nosotros somos mucho menos que ustedes, porque según recuerdo mi hermanito dijo que tenía más de 10 hijos.
– Somos 17, pero para todos sería demasiado conocer a todos los hijos de mis papás, somos demasiado problemáticos – Christian miro a Pepe quien el sonreía como si no hubiera dicho algo malo en esa frase.
– A veces creo que voy a escapar un día con su padre y los bebés para dejarlos atrás – el rubio miro con advertencia a su marido, no porque pensará que estaba bromeando muy pesado, sino porque todos sabían que lo decía totalmente en serio.
– Papá pato, dile algo – el británico negó suavemente y miro a su cuñada.
– Discúlpalos, son todos unos niños, todos – la mujer se rio, sobre todo por la cara de su hermano, quien luego acerco al rubio y mordió su mejilla.
– Así nos amas – el británico se separo de su esposo riendo y negando suavemente.
– Ni siquiera han dejado que se presenten, pero si, así los amo, ahora, silencio niños – la familia de la mujer miraba con diversión a todos los demás.
– Soy Philippine, pero supongo que eso ya lo sabían, la hermanita menor de su padre, este es Lucas, mi marido, ella es mi hija Josephine y mi hijo menor, Marcus – Christian le sonrió a todos.
– ¿Trabaja con Max, señor Horner? – el británico le sonrió al niño.
– Sí, y es Christian, ¿Quieres un autógrafo de él? – el niño se emociono en seguida para diversión de los adultos.
– Yo le pediría un autógrafo de Sebastian – ahora miro a la joven, que parecía estar viviendo en un sueño.
– Papá Pato puede conseguir de cualquiera que haya trabajado para Red Bull, Mercedes y Ferrari, McLaren algunos, para eso están nuestros hermanos los papaya boys – el esposo de Philippine se rasco la nuca.
– ¿Crees que puedas darme un autógrafo?, siempre he sido fanático de Red Bull, de ahí lo sacaron mis muchachos – Christian se giro a ver a su esposo con superioridad.
– Sí, sí, anda, presume un rato, después me las cobraré – el rubio se rio y se giro para hablar con la hermana de su esposo.
A partir de ahí las pláticas fueron naturales, casi como si hubieran convivido toda la vida y esto solo fuera otra cena familiar a la semana.
Le había gustado, demasiado.
Así que cuando iban de regreso a su casa estaba contento con los resultados, totalmente feliz por su esposo porque las cosas hayan salido como debían.
– Papá pato, ¿Cuándo conoceremos a tu familia? – Ernesto no lo sabía, pero había tocado un tema que nadie nunca se atrevía a tocar.
– No he hablado con ellos en años... bastante tiempo, no se nada de ellos, patito, la única familia que he tenido desde que tenía más o menos tu edad es Adrian y antes Black Jack, bueno, también a su padre y todos nuestros hijos, pero no tengo hermanos o padres, los perdí en el momento en el que salí de casa – el silencio fue un poco abrumador por unos segundos.
– No necesitas a nadie más papá Christian, nos tienes a nosotros, al tío Adrian que estoy seguro de que es tu hermano, y ahora a la tía Phili, que seguramente te ayudará a molestar a papá, y por supuesto que tienes a papá Toto, con él solo basta – Christian giro a sonreírle a su esposo que parecía orgulloso por eso.
– Sí, solo los necesito a ustedes, tengo toda la familia que necesito, deberíamos ver cuando le presentamos a los chicos a Phili – su esposo lo giro a ver emocionado, lo que lo hizo sonreír.
– ¿Hablas en serio?
– Si, amor, totalmente, creo que el próximo fin de semana sería una buena opción – se recostó en el asiento del auto sonriendo, totalmente contento.
Había sido un buen día en general, conocer a la familia de su marido había sido muy bueno, y hacía muy feliz a su esposo, que lo hacía aun mejor.
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Nos leemos hasta la próxima.
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Flufftober
FanfictionEl calendario fluff de octubre desde la perspectiva del Wolffner de mi grupo de rol. Portada provisional.