Capítulo 12: Ecos del Futuro

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Nos habíamos trasladado nuevamente a la nave, una pequeña y desgastada embarcación que se sentía como un refugio temporal en medio de la tormenta. Mientras volábamos por el satélite, la inmensidad del espacio me rodeaba, pero no podía escapar de la gravedad de lo que acababa de suceder. Thain había caído, y con él, una parte de mí.

El aire dentro de la nave era pesado, cargado de la tensión que había estallado en la confrontación anterior. Kira estaba sentada en la esquina, mirando por la ventana mientras los paisajes del satélite se deslizaban bajo nosotros. Su rostro estaba marcado por la incredulidad y el horror, como si cada estrella que pasaba recordara el momento en que había tomado la vida de un hombre.

—¿Dónde vamos? —preguntó Kira sin mirarme, su voz apenas un susurro.

—Buscando un lugar donde descansar... —respondí, pero las palabras sonaron vacías. No era solo un lugar físico lo que necesitábamos; necesitaba encontrar un refugio en mi propia mente, lejos de las imágenes que me atormentaban.

La nave zumbaba, y sentí el peso del sable de luz a mi lado, vibrando suavemente como si aún tuviera un eco de la energía oscura que había liberado. Había cruzado una línea que nunca imaginé que traspasaría. Cada vez que cerraba los ojos, la imagen de Thain y su última expresión me perseguía. Sin embargo, en el fondo de mi ser, había una extraña satisfacción al sentir el poder de decidir el destino de otro. Era un poder intoxicante, y no podía ignorar la sensación de control que me ofrecía, aunque también me aterraba la idea de lo que eso significaba para mí.

Kira finalmente se volvió hacia mí, sus ojos ardían con una mezcla de dolor y desilusión. —¡Zik! ¡Esto no está bien! ¡No puedes justificar lo que has hecho!

La confrontación se sentía inevitable. La rabia y la tristeza en su mirada reflejaban mis propios sentimientos de confusión y culpa. Quería explicarle, quería que entendiera que lo había hecho para protegerla, para asegurar nuestro futuro. Pero la verdad es que, en el fondo, una pequeña voz en mi mente susurraba que había algo más: una creciente sed de poder que comenzaba a tentarme.

—Tenía que hacerlo, Kira. Él habría hecho lo mismo por su ambición —respondí, intentando mantenerme firme, pero mis palabras sonaron vacías, incluso para mí.

Ella dio un paso atrás, sus ojos llenos de incredulidad. —No te reconozco, Zik. Esto no eres tú. Estás dejando que el sable te consuma.

Las palabras de Kira resonaron en mi mente. Cada vez que utilizaba el sable, sentía cómo una parte de mí se oscurecía, como si estuviera cediendo a una fuerza que no podía controlar. La voz que decía "mátalo" se volvía más insistente, más seductora. Mientras la miraba, una parte de mí deseaba comprender su desesperación, pero otra parte anhelaba ese poder, ese dominio que parecía al alcance de mi mano.

A medida que la tensión aumentaba, el holograma del antiguo científico apareció una vez más, su presencia etérea llenando la sala con una luz tenue. —Zik, el sable de luz es un reflejo de ti mismo. Su poder se nutre de tus emociones. La fuerza que busca usarlo debe provenir de un lugar de claridad, no de odio ni de venganza.

El holograma me miraba, como si pudiera ver dentro de mi alma. —Recuerda, el poder no es malo en sí mismo; lo que importa es cómo decides usarlo. Tienes la opción de elegir el camino del Jedi, pero el lado oscuro siempre estará esperando.

Las palabras del holograma resonaron con fuerza en mi corazón. Pero el eco de mi última acción me hizo sentir atrapado entre el deseo de redención y la tentación del poder.

—¡Tú no entiendes! —grité, sintiendo la ira aflorar—. ¡Perdí a mi familia, perdí mi hogar! ¿Qué sabes tú sobre el dolor?

El holograma permaneció en silencio, su expresión impasible. En el fondo, sabía que estaba luchando contra algo más grande que yo. La oscuridad que acechaba en los bordes de mi conciencia parecía llamarme, susurrando promesas de fuerza y control. La línea entre el héroe y el villano se desdibujaba, y cada vez más, comenzaba a considerar que tal vez el camino del lado oscuro podría ofrecerme las respuestas que tanto anhelaba.

—Zik... —susurró Kira, su voz temblorosa—. No te dejes llevar por la oscuridad. Recuerda quién eres.

Sus palabras me llegaron, pero la tentación era abrumadora. Miré el sable en mi mano, sintiendo su peso, sintiendo la energía oscura fluir a través de mí. ¿Qué pasaría si sucumbía? ¿Qué podría lograr con ese poder?

El legado de ThanatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora