Capítulo 17: La Sombra que Acecha

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La nave chirriaba mientras Kira y yo trabajábamos en su reparación. Las herramientas en mis manos eran un recordatorio constante de la vida que llevábamos, de la lucha por la supervivencia. Aunque la nave era nuestro refugio, cada sonido resonaba en mi mente como una advertencia de lo que estaba por venir.

Mientras Kira ajustaba un panel de control, me perdí en mis pensamientos. La imagen del hombre al que había asesinado aún flotaba en mi mente. Su rostro se desdibujaba, pero su grito resonaba en mi memoria. Las reflexiones sobre lo que había hecho me atormentaban, llevándome a cuestionar la esencia de mi poder.

—¿Zik? —su voz me sacó de mi trance—. Necesitamos concentrarnos. Esta nave no se va a reparar sola.

—Lo sé —respondí, tratando de evitar su mirada. En mi corazón, sentía que había un abismo creciente entre nosotros, una sombra que se cernía sobre nuestra conexión.

Una vez terminada la reparación, salimos a inspeccionar el área cercana, donde había encontrado el cuerpo del asesino. Al acercarnos, Kira notó algo extraño en el suelo.

—Mira —dijo, señalando una nota desgastada—. Hay algo aquí.

Me agaché y recogí el papel. Las palabras, aunque manchadas de sangre, eran legibles. Decían: "La Sombra no olvidará lo que has hecho. Buscamos el sable de su dueño. Su poder será nuestro."

La mención de esa facción secreta de Sith me hizo sentir un escalofrío. La sombra que me acechaba no era solo un eco de mi pasado; era una amenaza inminente.

—¿Qué crees que significa esto? —preguntó Kira, con preocupación en sus ojos.

—Significa que no solo somos un problema para ellos. También somos su objetivo —respondí, sintiendo una mezcla de ira y miedo.

Mientras regresábamos a la nave, comprendí que necesitaba entender más sobre Thanatos y mi conexión con él. El sable había sido mi salvación y mi condena. Sabía que la única manera de avanzar era buscar respuestas.

—Necesitamos encontrar información sobre este grupo y sobre el sable —dije, con determinación—. Tal vez haya un templo antiguo o alguien que sepa más sobre la historia de los sables oscuros.

—¿Y si eso nos lleva a un lugar peligroso? —preguntó Kira, mirándome con preocupación.

—A veces, la verdad es más peligrosa que cualquier combate físico —respondí, recordando mis visiones y la lucha interna que me consumía.

Esa noche, me senté a meditar sobre mi camino. La oscuridad de la nave envolvía mis pensamientos, y busqué en mi interior la claridad que tanto anhelaba. Cerré los ojos, respirando profundamente, intentando encontrar la calma en medio de la tormenta que agolpaba mis emociones.

Mientras me perdía en mis pensamientos, visiones de mi pasado comenzaron a surgir. Recordé mis victorias, pero también mis derrotas; el rostro del anciano, su sonrisa sabia, y las enseñanzas que una vez fueron mi luz en momentos de oscuridad. Estaba atrapado entre la luz y la oscuridad, luchando por no convertirme en un monstruo.

En mi meditación, una figura familiar apareció en mi mente. Un viejo amigo que había dejado atrás, alguien que una vez me había guiado en el camino correcto. Su voz resonaba suavemente en mi mente: "Recuerda, Zik, que incluso en el lugar más sucio, puedes encontrar algo valioso." Recordar su voz me llenó de nostalgia, pero también de una profunda sensación de pérdida. Quería sentir su presencia, como si su espíritu me guiara.

Decidí intentarlo. Concentré mi energía en la Fuerza, sintiendo cómo fluía a través de mí. Abrí los ojos y miré a mi alrededor. Había algunos objetos pequeños a mi lado: un viejo destornillador, una botella de agua, un trozo de metal. Me esforcé por mover uno de ellos, pero era como intentar levantar una montaña. La concentración se intensificó, pero la frustración también crecía.

Intenté nuevamente, esta vez cerrando los ojos y buscando la conexión con la Fuerza más profundamente. Visualicé el objeto en mi mente, sentí su peso, su forma, pero a pesar de mis esfuerzos, permaneció inmóvil. La dificultad me hizo cuestionar mis habilidades. ¿Realmente podría ser un Jedi, o estaba destinado a ser un guerrero oscuro? La inseguridad amenazaba con consumir mis pensamientos.

Finalmente, después de varios intentos, logré mover el destornillador un par de centímetros. Fue un pequeño triunfo, pero me llenó de esperanza. Sentí que había logrado algo, aunque fuera insignificante. Abrí los ojos, con una mezcla de asombro y satisfacción.

Mientras reflexionaba sobre mi avance, entendí que el camino hacia el equilibrio no sería fácil. Las sombras de mi pasado y el peso de mis decisiones siempre estarían presentes, pero también había luz en mi interior que podía guiarme. Tenía que encontrar la manera de utilizar ambas fuerzas, y para eso necesitaba seguir entrenando, seguir buscando la paz.

Al día siguiente, Kira y yo nos preparamos para salir. La nave ahora estaba en condiciones de despegar. El silencio se cernía entre nosotros, como una pesada carga. Sabía que nuestra relación estaba en juego, y la posibilidad de perderla me llenaba de temor.

—Estamos listos para salir —dijo Kira, su voz firme pero temblorosa.

Asentí. Al encender los motores de la nave, sentí una mezcla de esperanza y incertidumbre. La ruta hacia un nuevo planeta se abría ante nosotros, una oportunidad de escapar de la sombra de mi pasado.

Pero mientras me alejaba de mi antiguo refugio, sentí que la verdadera batalla apenas comenzaba. La amenaza de "La Sombra" me seguía, y cada decisión que tomara nos llevaría más cerca de un destino incierto.

A medida que la nave avanzaba hacia el espacio estrellado, miré por la ventanilla. Las estrellas brillaban como pequeños faros de esperanza, pero dentro de mí había una tormenta. La idea de enfrentar un nuevo peligro me llenaba de determinación, pero también de un profundo temor a lo que podría perder.

—Zik, ¿crees que encontraremos respuestas? —preguntó Kira, rompiendo el silencio.

—Lo espero —respondí—. Pero también sé que el camino será peligroso. Necesitamos estar preparados para lo que venga.


El legado de ThanatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora