Capítulo 5.5: Conversaciones en la Nave

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El sonido del motor de la nave llenaba el espacio cerrado mientras volábamos a través de la oscuridad del satélite. Me encontraba en el asiento del piloto, con el sable de luz apagado a mi lado, su presencia aún palpable. Kira ocupaba el asiento del copiloto, con el ceño fruncido mientras miraba el horizonte de estrellas a través del cristal.

—Zik —comenzó, rompiendo el silencio mientras ajustaba los controles—, necesito que hablemos sobre el sable.

Su tono me hizo girar hacia ella, la ansiedad palpable en el aire. Sabía que había algo diferente en mí desde que lo encontré, y Kira lo había notado.

—Sí —respondí, sintiendo un nudo en mi estómago—. Necesitamos hablar de esto. No es solo un objeto. Siento que hay más en él, como si tuviera un poder real.

Ella se volvió hacia mí, su mirada intensa. —¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué tipo de poder crees que tiene?

—No lo sé exactamente —admití, luchando por encontrar las palabras adecuadas—. Pero cada vez que lo sostengo, siento que puedo hacer más. Puedo cambiar las cosas. La vida en Nokra-7 no tiene por qué ser así.

Kira frunció el ceño, su expresión una mezcla de escepticismo y esperanza. —¿Estás diciendo que crees que el sable puede liberarnos de esta vida?

—Sí —dije, sintiendo la adrenalina recorrer mi cuerpo mientras miraba hacia el vasto espacio exterior—. Este sable puede ser nuestra oportunidad. Imagina que pudiéramos enfrentarnos a Thain y a su banda, que pudiéramos romper las cadenas que nos mantienen aquí.

Ella se quedó en silencio, sopesando mis palabras. La nave tembló ligeramente, recordándonos que estábamos escapando de Thain. —Zik, eso suena arriesgado. El poder puede cambiar a las personas. No quiero que el sable te consuma.

—Lo sé —respondí, la voz más baja, pero firme—. Pero también tengo miedo de quedarme aquí, de no hacer nada y ver cómo nuestras vidas se desmoronan. Este sable podría ser la clave.

Kira miró hacia el panel de control, la preocupación reflejada en su rostro. —La clave a la libertad —murmuró, como si reflexionara sobre mis palabras—. Pero también podría ser una trampa. Debemos tener cuidado.

—No quiero que eso suceda —dije, sintiendo que la presión aumentaba en mi pecho—. Pero no puedo ignorar lo que siento. Este sable... podría ser nuestra salvación.

El silencio se instaló en la cabina mientras Kira consideraba mis palabras. Finalmente, suspiró, su mirada volviendo a encontrarse con la mía. —Entonces, hagamos esto juntos. No permitiré que te pierdas. Si decides explorar ese poder, quiero estar a tu lado.

Una oleada de esperanza iluminó mi interior. —Gracias, Kira. Juntos, podremos encontrar la manera de usarlo sin perder de vista quiénes somos.

Ella asintió, una sonrisa emergiendo en su rostro, aliviando la tensión que nos rodeaba. —Estamos en esto juntos, Zik. Pero siempre recuerda que el poder tiene un precio. Nunca lo olvides.

Asentí, sintiendo que, a pesar de la incertidumbre y el peligro de Thain acechando tras nosotros, no estaba solo en este viaje. La conversación nos había acercado más, y aunque el sable representaba un camino incierto, al menos teníamos el uno al otro.

El legado de ThanatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora