Capítulo 8: Enfrentamientos y Revelaciones

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El sonido de los pasos se acercaba rápidamente. Thain y sus hombres estaban tras nosotros, y cada segundo contaba. Kira y yo corrimos por los pasillos oscuros de la instalación, nuestro aliento resonando en el silencio opresivo. No había tiempo para pensar; solo había que actuar.

—Debemos encontrar un lugar seguro —dijo Kira, sus ojos reflejando el miedo y la determinación que sentía.

—Sí, pero ¿dónde? —respondí, mirando a nuestro alrededor. Las paredes desgastadas parecían cerrarse sobre nosotros.

Mientras corríamos, entramos en una habitación llena de equipo antiguo y pantallas parpadeantes. El polvo cubría todo, pero de repente, una luz intermitente llamó mi atención. Me acerqué a una consola que había estado funcionando antes de que el lugar se desmoronara.

—Zik, ¡rápido! —gritó Kira mientras un estruendo resonó en el pasillo.

Mientras revisaba la consola, un holograma se proyectó en el aire, formando la imagen de un anciano con bata de laboratorio. Sus ojos brillaban con inteligencia, pero su expresión era sombría.

—Bienvenidos —dijo el holograma—. Soy el Dr. Elara, uno de los científicos que trabajaron aquí. Si estás viendo esto, es posible que haya llegado el momento de que comprendas la verdadera naturaleza del sable.

Kira y yo nos detuvimos, asombrados. A medida que el holograma continuaba, explicó la historia del sable de luz: su creación, su uso en la guerra y las advertencias que acompañaban su poder. La información era abrumadora, y una sensación de responsabilidad comenzó a crecer en mí.

—El sable es más que un arma —continuó el Dr. Elara—. Su poder puede ser un doble filo. Usado con sabiduría, puede traer libertad. Usado con ira, solo traerá destrucción.

Kira se acercó, interesada. —¿Cómo podemos asegurarnos de que no caiga en la destrucción?

—Deberás aprender a controlar tu ira, tu miedo. Solo así el sable te servirá —dijo el holograma—. Y recuerda, no estás solo. Los aliados que encuentres en tu camino pueden ser tu mayor fortaleza.

—¿Aliados? —pregunté, sintiendo una chispa de esperanza en medio de la desesperación.

—Sí —respondió el holograma—. A medida que sigas tu camino, encontrarás a quienes también buscan la libertad. Confía en ellos.

El sonido de pasos resonó de nuevo, más cerca. Thain había llegado. Kira y yo nos miramos, la realidad de nuestra situación nos abrumaba.

—No tenemos tiempo —dije, interrumpiendo al Dr. Elara—. Debemos irnos.

—Recuerden, la verdadera batalla no solo es física, sino también interna. Mantengan sus corazones puros —finalizó el holograma, desvaneciéndose.

Kira y yo nos dirigimos hacia la salida, pero justo cuando íbamos a cruzar la puerta, un grupo de hombres armados apareció frente a nosotros. Thain estaba al frente, con una sonrisa siniestra.

—Pensaron que podrían esconderse aquí —dijo, su voz burlona. —¿Qué han encontrado? ¿Más poder para ustedes?

La tensión en el aire era palpable. Sabía que esta confrontación sería decisiva. 

—No hemos encontrado nada que te importe, Thain —respondí, tratando de mantenerme firme.

—Déjame mostrarte el verdadero poder —dijo Thain, y en ese instante, uno de sus hombres se lanzó hacia mí.

Un instinto de supervivencia se apoderó de mí. Sin pensar, activé el sable de luz, su hoja roja iluminando la habitación. El hombre se lanzó hacia mí, y, en un movimiento rápido, lo derribé con un corte preciso. Su cuerpo cayó al suelo, y el eco del metal resonó en el aire. 

Kira retrocedió, sus ojos llenos de horror. El peso de lo que acababa de hacer comenzó a asentarse en mi pecho. 

—Zik... —susurró, asustada.

Thain, sorprendido, retrocedió un paso. —¿Qué has hecho? No sabías que el sable te consumiría.

La adrenalina corría por mis venas, y la realidad de mi acción se hizo evidente. Mientras el sable vibraba en mi mano, la lucha entre la libertad y el poder se intensificaba en mi interior. 

 —Debemos salir de aquí —dije, sintiendo que la presión aumentaba. Kira asintió, su rostro pálido pero decidido. Nos movimos rápidamente hacia la salida, pero sabía que esta confrontación no había terminado. Thain no se detendría hasta que nos encontrara.

El legado de ThanatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora