Chapter 4

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El grupo de amigos llevaba días buscando al Consejo del Caos pero parecía que literalmente la tierra se los habría tragado, pues ninguno de ellos, ni siquiera la nave nodriza estaba por ahí.

Querían asumir que se fueron a su dimensión, pero sería muy bueno para hacerlo; así que solo siguieron buscando, pero ya no había rastro alguno.

Por otro lado, en un lugar algo apartado de los demás, estaban Rouge y Shadow hablando de algo.

-Shadow, ya han pasado 5 días desde que estábamos buscando a Camil y al consejo del caos y no hay nada.- hablo la murciélaga algo cansada.

-El consejo debe de estar por ahí en alguna parte, y pues, Camil. Ella tiene que estar por aquí, no creo que haya sido coincidencia el que la hayamos visto.- respondió mirándola apenas.

-Lose, pero ya llevamos días buscando. Si ella estuviera por aquí ya hace tiempo que la habríamos visto, ¿No crees?- dijo con el ceño fruncido.

-Hum. Tienes razón. Si ella fue teletransportada al igual que nosotros, eso quiere decir que ella nunca murió.- voltea a verla.

-Es cierto, sin mencionar, que ella tiene poderes relacionados con el tiempo y espacio, lo más probable es que este viviendo en un lugar muy alejado de aquí.- concluyó a señalando hacia unas montañas. -Puede que este en aquella dirección.-

-¿Las montañas del sol naciente?- dijo mirando hacia la dirección.

-Sip. Ese lugar es muy bueno para ocultarse y más si quieres una vida tranquila. ¿Cuánto quieres apostar a que la encontramos ahí?- sugirió en un tono coqueto.

-Tu joyas, si te parece bien.- respondió algo serio y se fue cambiando

-¡Oye eso no es justo!- hizo puchero la murciélaga y se fue tras él.

Shadow patinaba y Rouge volaba con velocidad hasta que llegaron a dicha montaña.

Se adentraron por un sendero boscoso otoñal y como a mitad de camino, ambos sintieron un olor ligero pero muy rico...

-¿Y ese olor?- pregunto Rouge mirándolo

Shadow no dijo nada por qué más o menos tenía una idea de lo que eran.

-Vamos.- fue lo único que dijo y ambos se echaron a correr hasta llegar a la salida, que la luz de esta los segó.

Una vez que la luz se fue, dejo ver un hermoso, bello y extenso campo de lavandas, recién florecidas...

-¿Lavandas? ¿A inicios de otoño?- interrogó la murciélaga confundida.

El erizo se acercó a las lavandas, ya que era muy raro que hubiera lavandas en otoño, cuando se agacho y tocó una de ellas, se dió cuenta que su florecimiento se había detenido. Era como detener el envejecimiento.

Eᴄʜᴏᴇs Oғ Tʜᴇ Pᴀsᴛ Aɴᴅ Iɴᴛᴇʀᴛᴡɪɴᴇᴅ Dᴇsᴛɪɴɪᴇs: SʜᴀᴅᴀʀɪᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora