Violeta bajó las escaleras con pasos firmes, pero su mente era un torbellino de pensamientos oscuros. Sabía que enfrentarse al hombre de seguridad y, posiblemente, a Nikolay, significaba poner su vida en peligro, pero el miedo ya no era un obstáculo. Llevaba demasiado tiempo huyendo, demasiado tiempo conviviendo con ese peso sobre los hombros. Esto tenía que terminar, y estaba dispuesta a enfrentarlo, cueste lo que cueste.
Al llegar al sótano del hotel, el ambiente cambió de golpe. El aire era denso y frío, y los pasillos estaban casi desiertos. El eco de sus botas resonaba en las paredes de cemento desnudo, aumentando la tensión en cada paso que daba. Las luces fluorescentes parpadeaban ocasionalmente, sumando un toque siniestro al ambiente.
Violeta avanzó hasta una puerta de metal en la que se podía leer, en alemán, "Seguridad". Respiró hondo, levantó la pistola y empujó la puerta con cuidado.
La sala que encontró era amplia, llena de monitores que mostraban en tiempo real todas las cámaras de seguridad del hotel. En una de las sillas giratorias estaba sentado el joven encargado, un chico alto, rubio, con el típico aspecto alemán: piel pálida, ojos azules y una mandíbula cuadrada. Vestía el uniforme del hotel, pero su expresión al verla era la de alguien que había sido atrapado haciendo algo que no debería.
Cuando sus ojos se encontraron, el chico levantó las manos instintivamente, un gesto de rendición.
—No quería hacerlo... —comenzó a decir con un temblor en la voz—. No sabía quiénes eran. Solo me ofrecieron dinero. Estoy pasando por un mal momento... mi hijo acaba de nacer y lo he perdido todo en apuestas deportivas. Mi mujer no lo sabe, no puedo permitirme perder este trabajo...
Violeta apretó los labios. Su corazón, aunque endurecido, sintió una punzada de compasión. El chico parecía estar al borde de las lágrimas, y su historia, aunque patética, sonaba sincera. Bajó la pistola ligeramente, manteniéndola en su mano pero sin apuntarle directamente. No era un asesino, solo un chico desesperado.
—No voy a delatarte —dijo en voz baja, intentando que su tono sonara más suave de lo que sentía—, pero tienes que decirme absolutamente todo lo que te dijo Nikolay. No me escondas nada.
El chico la miró, respirando aliviado, y una débil sonrisa apareció en su rostro. Fue en ese momento, justo cuando Violeta sintió un pequeño atisbo de esperanza, cuando sintió el frío cañón de una pistola contra la nuca.
Su cuerpo se tensó de inmediato. Había confiado demasiado, había bajado la guardia, y ahora estaba pagando el precio.
—Tú te vienes con nosotros —dijo una voz con un marcado acento ruso detrás de ella—. Nikolay tiene muchas ganas de verte.
El joven de seguridad mantuvo su expresión neutral, ni una pista de traición, como si todo ya estuviera planeado. Violeta maldijo por dentro, pero no se movió. La presión del cañón en su nuca era constante, y sabía que cualquier movimiento en falso podía ser el último.
—Levanta las manos —ordenó la voz rusa.
Violeta obedeció lentamente, dejando que su pistola cayera al suelo con un golpe sordo. Los latidos de su corazón eran fuertes, casi ensordecedores, pero su mente permanecía fría y calculadora. Había estado en situaciones peligrosas antes, aunque esta vez, el enemigo no solo era mortal, sino personal.
Nikolay.
El nombre resonaba en su mente como un eco lejano de dolor y venganza.
El furgón avanzaba por las calles de Berlín, el rugido del motor acompañando el silencio tenso que envolvía a Violeta. Tenía los ojos tapados con un pañuelo negro y las manos atadas a la espalda, lo que le dificultaba cualquier intento de defensa o huida. Dos hombres hablaban en ruso, su idioma natal, pensando que ella no entendería nada. Pero Violeta, a lo largo de los años, había aprendido algunas palabras sueltas. Mientras su cabeza intentaba concentrarse en la posibilidad de una escapatoria, captó fragmentos de la conversación: "sorpresa", "gratis", "matar".
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CONDENA Y TULIPANES - KIVI
FanficChiara Oliver es la nueva superestrella del pop-rock en España. No hace tanto que la menorquina se hizo con fama tras participar en un programa de televisión, pero el último año la ha llevado a lo más alto de las listas internacionales. Tanto es as...