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Martes tenia una cena en casa de Caz.

Jueves una ecografía con Alexa, la tía de Caz. Pero el alfa no se le despegaba un momento. Después del fin de semana, tuvo que pedirle con amabilidad que se fuera, que necesitaba dormir, y toda la semana se había pasado por su casa con regalos y con una sonrisa tan enorme que era imposible ignorarle.

Will se había mostrado fastidiado al principio.

—Muy bien enano, tendré que poner un par de reglas por aquí. Dile a Derry que solo puede visitarte hasta las diez, y tienes completamente prohibido seguir regalando mi ropa. ¿De acuerdo?

Stephen sonrió, casi con desgana terminó aceptando los términos impuestos por su hermano. Después de todo, era su casa y él era el adulto.

Estaba en la sala bañado y vestido, esperando que Caz pasara a recogerle. Bloom había faltado toda la semana a la escuela y Stephen no se atrevía a mandarle un mensaje o a llamarle a su casa, le parecía extraño. Recordaba aquel domingo, cuando habían compartido incluso un abrazo, le había dicho a Bloom que le buscara si quizá lo necesitaba, en ese momento se sentía lleno de amor y dispuesto a repartirlo hacia todos lados, pero ahora que pensaba un poco más en ello, casi sentía algo de vergüenza.

El sonido de la bocina hizo eco en sus pensamientos, se despidió de William y llego a donde Caz. Estaba parado afuera del auto, y tenia un ramo de rosas blancas en la mano. Stephen sonrió, encantado con el detalle. Aún le costaba un poco dejarse llevar, comenzar muestras de afecto o hacer tan siquiera una parte de las cosas que Caz hacia por él. Aún sentía vergüenza, tenía miedo, se despertaba en las noches y pensaba que tal vez todo era una broma y Caz Derry iba a burlarse de él en cuanto tuviese oportunidad.

Pero el alfa no hacía más que sorprenderlo, contrarrestar su miedo no con palabras si no con miles de acciones preciosas, como esa. Así que ese día, Stephen decidió cortar un poco el freno y lanzarse el mismo a darle un abrazo. El alfa lo recibió encantado en sus brazos y le lleno el rostro de besos, con un cuidado y a la misma vez con un amor intenso.

—Te extrañé.

Stephen le beso con cuidado la mejilla.

—Y yo te extrañe a ti.

—Vamos, mi familia se muere por conocerte.

Stephen tragó saliva.

—¿Qué pasa si no les gusto?

Caz soltó una risa por lo bajo.

—Le gustas a todo el mundo.

—Eso no es verdad, además, que pasa si tu madre o tus tías piensan que soy raro...— O que estoy descompuesto. ¿qué pasa si ellas ven mi tristeza y quieren alejarte de mí?

Ya no quiero estar triste.

—Ya vas a ver que van a terminar por adorarte. Aquí quien debería preocuparse un poco soy yo. —dijo, señalando hacia arriba, algo detrás de él.

Stephen alzó la mirada para ver a Will parado en la ventana de su habitación con los brazos cruzados, observándoles. O en concreto, observando a Caz. Le hizo una seña con las manos para dejarle saber que le vigilaba.

—¿Debería tener miedo?

—Bueno, Will estuvo en prisión...

Caz se sobresaltó.

—¿Qué?

Stephen soltó una carcajada.

—Solo fue prisión preventiva, duro un par de semanas.

Nuestro viaje a las estrellas ⌠Omegaverse⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora