Capitulo 10

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Margo estaba sentada en el techo de la casa Denali, con la mirada perdida en el paisaje nevado

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Margo estaba sentada en el techo de la casa Denali, con la mirada perdida en el paisaje nevado. Sus pensamientos se sumergieron en los recuerdos de Edward, en cada momento que habían compartido, y una sonrisa involuntaria apareció en su rostro al recordar lo cerca que habían estado. Se rió suavemente, saboreando la dulzura de esos instantes, pero algo la distrajo rápidamente.

Desde el balcón de una de las habitaciones, escuchó una conversación que llamó su atención. Se enderezó, lista para irse y no entrometerse, pero se detuvo al oír su nombre.

— Edward, ella No se detiene, todos los días envía una mail. No creo que esté bien y me preocupa. — reconoció la voz de Alice.

Margo, intrigada, usó su don para moverse con sigilo hacia el balcón. Se detuvo en el borde, escondida, observando con curiosidad lo que ocurría dentro de la habitación. Alice estaba de pie frente a Edward, quien parecía angustiado, mientras Jasper observaba desde la puerta, con los brazos cruzados.

— No creo que Bella te haya olvidado aun, Edward, y me preocupa su salud solo quiero asegurarme que esté bien. Ir a verla— dijo Alice, con evidente preocupación.

El corazón de Margo se aceleró. No sabía quien era Bella, pero la mención de su nombre despertó algo incómodo en ella. A pesar de eso, no pudo resistir quedarse para escuchar más.

— Sé que te preocupas por ella, Alice, — respondió Edward con voz grave, — pero si vas ahora, solo le darás esperanzas.

— Tengo miedo, Edward, — admitió Alice, su rostro lleno de angustia, — tengo miedo de que algo le pase.

A pesar de que Edward había roto con Bella, Alice aún la consideraba una amiga y estaba preocupada por ella. Pero entonces, Jasper habló desde la puerta:

— Nada malo le pasará, Alice. Edward tiene razón. Tu presencia le hará creer que volvemos a Forks, que Edward regresó... por ella.

Esas últimas palabras hicieron que Margo mirara a Edward con más atención. Él no parecía el mismo hombre que ella conocía. Su rostro, normalmente lleno de calidez y diversión, ahora mostraba una seriedad que nunca había visto. Había algo oscuro en sus ojos, una sombra de irritación. Edward estaba molesto, no por Alice o su preocupación, sino por el recuerdo de Bella.

Cuando el creía que podía ser feliz, el recuerdo de Bella le llegaba como castigo por haber jugado con la pobre humana.

— No puedo ver mucho su futuro, — dijo Alice con frustración, su rostro mostrando preocupación, — está muy cerca de los quileutes.

Edward frunció el ceño al escuchar eso, y una tensión palpable se apoderó de él. Su mandíbula se apretó, mostrando su incomodidad ante la mención de los quileutes.

— Entonces ella estará bien, — respondió con un tono serio y distante, soltó una risa que no fue divertida, más bien fue una risa con molestia. — Debe estar con Jacob.

New Dawn | Edward Cullen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora