Capitulo 14

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Edward entrelazó sus dedos con los de Margo, disfrutando de la suavidad de su piel contra la suya, cada contacto entre ellos pareciendo más íntimo y cercano

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Edward entrelazó sus dedos con los de Margo, disfrutando de la suavidad de su piel contra la suya, cada contacto entre ellos pareciendo más íntimo y cercano. La calidez de Margo, apoyada cómodamente en su pecho, hacía que todo el mundo a su alrededor se desvaneciera, dejándolos a ambos en una burbuja de tranquilidad. El suave vaivén de la mecedora, el crujido de la madera bajo su peso, y la risa de Margo llenaban el aire de una serenidad especial.

— ¿Pianista? — preguntó ella, con una chispa de curiosidad en la voz.

Edward asintió levemente, jugando con sus dedos mientras respondía con una sonrisa.

— ¿Y eres bueno? — Margo continuó, girando un poco su rostro para mirarlo mejor, su expresión era una mezcla de burla y genuino interés.

— Eso me dicen, — respondió él riendo suavemente, su risa como una caricia para el oído de Margo.

Ella dejó escapar una risita más traviesa. — Chico culto, que buen premio me gané.

Edward sonrió ampliamente, inclinándose ligeramente hacia adelante para rozar su mejilla contra el cabello de Margo, disfrutando de la familiaridad de ese contacto. — El premio soy yo, ¿eh? — bromeó con suavidad, aunque sabía que en realidad era él quien se sentía afortunado.

Margo soltó una carcajada suave y relajada. — Oh sí, definitivamente. ¿Quién diría que, además de todo, también tocabas el piano? Un hombre de muchos talentos.

— Tendré que demostrarlo algún día, — respondió Edward con un brillo juguetón en sus ojos mientras la mecedora seguía su suave movimiento, envolviéndolos en ese momento perfecto.

Margo levantó la vista, sus ojos brillando con emoción. — ¿De verdad? ¡Me encantaría! Siempre he tenido una debilidad por los músicos.

Edward rió suavemente, sintiendo que su corazón se llenaba de alegría. — No te decepcionaría. Aunque debo advertirte que mi repertorio puede ser un poco... arcaico.

— ¿Arcaico? — preguntó Margo, con una sonrisa traviesa. — ¿Qué significa eso? ¿Tienes una debilidad por la música de los años 80?

Edward hizo una mueca cómica. — No, nada tan específico, pero disfruto de una variedad de géneros. Desde clásicos hasta algo más moderno.

Margo levantó una ceja, divertida. — Traducción: soy anticuado, — dijo en tono burlón, una sonrisa traviesa curvando sus labios.

Edward soltó una suave risa y negó con la cabeza. — No es anticuado... es tener buen gusto, — replicó con fingida seriedad, aunque no podía ocultar la diversión en su expresión.

Margo soltó una carcajada, moviéndose ligeramente sobre su pecho. — Bueno, ya veremos si tu "buen gusto" es lo que imagino.

Edward rio, disfrutando de la conversación que estaban teniendo

New Dawn | Edward Cullen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora