Capitulo 26

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Todos los Cullen estaban en posición, dispuestos en el claro del bosque, con la tensión palpable en el aire

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Todos los Cullen estaban en posición, dispuestos en el claro del bosque, con la tensión palpable en el aire. Alice, inmóvil y con la mirada fija en un punto distante, observaba el futuro desarrollarse ante sus ojos. Sus hermanos, cada uno en un punto estratégico, permanecían alerta, atentos a cualquier movimiento. Margo, inquieta, miraba a su alrededor, escudriñando cada sombra que el bosque ofrecía, sintiendo el nerviosismo crecer en su pecho.

— ¿Estás segura que la viste aquí, Alice? — preguntó Carlisle, con el ceño fruncido, tratando de asegurarse de que no estaban siendo engañados.

— Ya casi llega — respondió Alice, su voz baja y ausente, aún atrapada en su visión.

Edward tomó la mano de Margo, quien le devolvió un apretón firme, ambos sin dejar de vigilar su entorno. La amenaza de Victoria se cernía sobre ellos, y el aire se cargaba con una energía inquietante.

— ¡Izquierda! — gritó Alice de repente, su voz cortando el silencio con precisión.

En un instante, todos sintieron la presencia cercana. La brisa llevó el olor característico de un vampiro extraño, y Margo soltó la mano de Edward en un segundo, moviéndose con velocidad hacia la izquierda, justo donde Alice había indicado. Entre los árboles, una cabellera pelirroja destelló brevemente antes de desaparecer entre las sombras. Sin pensarlo dos veces, Margo salió disparada tras ella, dejando un rastro de hojas agitadas por su paso.

Edward y el resto de los Cullen reaccionaron al instante, siguiendo a Margo, pero la rapidez con la que la pelirroja se deslizaba por el bosque los obligaba a mantener la concentración.

Victoria avanzaba como un rayo, esquivando árboles y rocas con una habilidad que la hacía prácticamente imposible de alcanzar. Los Cullen, acostumbrados a enfrentar a rivales rápidos, se sorprendieron al ver cuán ágil y astuta era la pelirroja. Pero Margo, quien desapareció de la vista desde hacía unos segundos, no iba a quedarse atrás.

Saltando con destreza entre las ramas de los árboles, Margo acechaba a Victoria desde arriba, usando su invisibilidad mental en la pelirroja para ganar terreno. Observaba cada movimiento, calculando el momento exacto para actuar.

Emmett, que logró acercarse más, intentó atraparla. Extendió su brazo, pero Victoria, con una fuerza inesperada, lo tomó y lo lanzó lejos, haciéndolo volar por el aire.

— ¡Emmett! — gritó Rosalie, mirando cómo su esposo caía en el suelo y rápidamente volvía a levantarse, su expresión de furia marcando cada paso que daba mientras retomaba la persecución.

Edward, por su parte, estaba concentrado en los pensamientos de Victoria, frunciendo el ceño al comprender su próximo movimiento.

— ¡Va a saltar al otro lado del arroyo! — advirtió Edward, mirando cómo la pelirroja preparaba el salto.

— ¡Aguarden! — exclamó Carlisle, levantando la mano para detener a sus hijos. — Está entrando en su territorio.

Todos se detuvieron al borde del arroyo, viendo cómo Victoria saltaba con gracia al otro lado. Pero el grito de Edward llenó el aire: — ¡Margo! — Justo cuando Margo, invisible para la vista de Victoria, también saltaba, decidida a no dejarla escapar.

New Dawn | Edward Cullen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora