Edward se separa de Bella luego del incidente de su fiesta de cumpleaños. Alejándose de ella busca refugio en la casa Denali donde conoce a la que sería su compañera de vida.
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Margo regresaba junto a Eleazar, ansiosa por ver a Edward nuevamente. Los días lejos de él en Volterra la habían hecho sentir un vacío que nunca había experimentado antes. Era como si cada momento en que no estaba cerca de él, algo dentro de ella se desmoronara, haciéndola perder la concentración en lo que realmente importaba. Ahora, finalmente, estaba de vuelta y no podía esperar a estar con él.
Cuando los dos vampiros entraron en la casa Denali, Margo apenas tuvo tiempo de percibir el movimiento a su alrededor antes de que todos los presentes aparecieran en un abrir y cerrar de ojos. Pero su atención se centró únicamente en una figura.
En cuanto vio a Edward, todo lo demás desapareció. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia él, lanzándose a sus brazos. Edward sonrió al sentirla, sus brazos fuertes la envolvieron con la misma intensidad que ella lo abrazaba a él, como si temiera que pudiera desvanecerse si la soltaba.
— Te extrañé — murmuró Margo, sintiendo el consuelo de estar finalmente cerca de él.
— Yo igual — respondió Edward, su voz baja y llena de emoción mientras hundía su rostro en su cuello, inhalando profundamente su aroma. — Demasiado.
Margo soltó una risa suave y, separándose ligeramente de él, besó sus labios con rapidez, como si necesitaran confirmar su conexión con cada segundo que pasaba. Edward respondió al beso con la misma urgencia, ambos sin poder separarse del todo hasta que, minutos después, lo hicieron, sonriendo el uno al otro con un entendimiento tácito.
— Te traje una postal. ¡Tada! — exclamó Margo, sacando una postal de Volterra que había guardado como un pequeño recuerdo. Edward sonrió al verla, tomando la postal entre sus manos, pero sus ojos no dejaban los de Margo.
— Es hermosa, gracias — dijo con una sonrisa suave.
Margo sonrió de vuelta, pero rápidamente su expresión cambió a una de confusión al darse cuenta de que faltaba gente. Miró alrededor, notando que solo los Denali estaban presentes en la sala.
— ¿Dónde están todos? — preguntó, frunciendo el ceño. — Les traje regalos de Italia.
Eleazar, que estaba abrazado a Carmen, también notó la ausencia de los Cullen, levantando una ceja con curiosidad.
— Regresaron a Forks — respondió Kate con una voz neutral, pero Margo pudo notar que había algo más detrás de esas palabras.
Margo dirigió su mirada a Edward, quien parecía querer decirle algo, pero estaba tomando su tiempo para encontrar las palabras adecuadas.
— ¿Pasó algo? — preguntó ella, preocupada.
— Nada malo. Solo... — Edward tomó su mano suavemente, entrelazando sus dedos con los de ella. — ... hay un vampiro cazando a...
— Bella... — completó Margo, su expresión se endureció al captar hacia dónde iba la conversación. Edward asintió lentamente, su mirada seria.
— Los demás fueron a Forks para protegerla. Fue nuestra culpa que ese vampiro la esté cazando, así que queremos asegurarnos de que esté a salvo — explicó Edward, manteniendo su mirada fija en la de Margo.
