Capitulo 02

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Los ojos dorados de Eleazar miraban por la ventana, observando cómo la nieve caía suavemente, cubriendo el suelo con su delicada capa blanca

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Los ojos dorados de Eleazar miraban por la ventana, observando cómo la nieve caía suavemente, cubriendo el suelo con su delicada capa blanca. Un aire de serenidad llenaba el lugar, pero su mente estaba en otra parte.

— ¿Qué sucede, Eleazar? —preguntó Carmen con suavidad, tomando la mano de su esposo cuando notó su silencio. Él la miró y le sonrió, agradeciendo su presencia.

— Carlisle llamó —dijo Eleazar—. Vienen para acá. Parece que tuvieron algunos problemas en Forks.

Carmen sonrió ampliamente al escuchar la noticia.

— Más compañía entonces. Hace mucho que no pasamos tiempo con los Cullen.

— Sí —respondió él, correspondiendo a su sonrisa.

Ambos se inclinaron para besarse dulcemente, pero el momento fue abruptamente interrumpido por el sonido de un vidrio quebrándose. Sorprendidos, tanto Eleazar como Carmen se giraron hacia la ventana, justo a tiempo para ver un cuerpo rodando por la nieve. La figura se levantó rápidamente, sacudiéndose la nieve de encima, y con una expresión avergonzada, les gritó:

— ¡Lo siento! ¡Pensé que alcanzaba a detenerme! —la joven rió nerviosa, claramente apenada por lo ocurrido.

Eleazar soltó un suspiro, mientras Carmen simplemente sonrió divertida por la escena.

— ¡Yo arreglaré la ventana! —dijo la chica antes de desaparecer de nuevo con rapidez.

— Parece que ya mejoró su humor —comentó carmen, una leve sonrisa en sus labios, mientras eleazar reía suavemente ante las ocurrencias de la chica.

— Solo espero que no cause más problemas con los Cullen —añadió él, con una mezcla de diversión y preocupación en su voz.

— Vamos, Eleazar —respondió Carmen, tomando su mano de nuevo—. ¿Qué problemas podría causar Margo? Es una chica adorable.

Eleazar asintió, aunque en su mente sabía que con Margo, uno nunca podía estar completamente seguro.

Los Cullen corrían a toda velocidad entre los árboles, sus pisadas apenas marcaban la nieve espesa que la tormenta estaba dejando caer. A su alrededor, el aire frío y el silencio del bosque nevado contrastaban con su velocidad inhumana, mientras avanzaban como sombras rápidas a través del paisaje invernal. La nieve volaba en remolinos a su paso, sus huellas apenas visibles antes de ser cubiertas de nuevo por la nieve fresca.

Finalmente, al llegar a su destino, la gran casa de los Denali, se detuvieron en un instante, la nieve crujió bajo sus pies. A pocos metros de la entrada, Eleazar y Carmen aparecieron desde el interior, con sonrisas amistosas al ver a sus viejos amigos.

— Eleazar — saludó Carlisle mientras daba un paso adelante.

— Carlisle — respondió Eleazar, acercándose para darle un fuerte abrazo, un gesto que denotaba el respeto y cariño entre ellos.

New Dawn | Edward Cullen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora