Capitulo 27

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Margo estaba cómodamente sentada en las piernas de Edward, su delgada figura encajando perfectamente contra su cuerpo

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Margo estaba cómodamente sentada en las piernas de Edward, su delgada figura encajando perfectamente contra su cuerpo. Edward tenía un brazo alrededor de su cintura, su mano descansando con naturalidad sobre su muslo, manteniéndola cerca. Con la otra mano, sostenía un libro que le leía en voz baja, su tono profundo y suave llenando el ambiente tranquilo a su alrededor.

Ella tenía los ojos cerrados, disfrutando del ritmo constante de su voz mientras apoyaba su cabeza en el hombro de él. El sonido de las palabras que Edward leía resonaba como una melodía tranquila, haciendo que cada momento a su lado fuera reconfortante y apacible. Aunque las palabras del libro eran lo único que rompía el silencio, para ambos, el mundo parecía estar en calma.

Ella suspiraba de vez en cuando, su cuerpo completamente relajado contra el de él, como si todo lo que necesitara en ese instante estuviera en su presencia. Edward, absorto en el momento, continuaba leyendo, ocasionalmente bajando la vista para verla, apreciando cómo la cercanía entre ambos se sentía tan natural y perfecta.

Edward terminó la última frase del libro y lo cerró. Margo sonrió abriendo los ojos

— Me gusta tu voz

Murmuro ella. Edward sonrió suavemente al escucharla, dejando el libro a un lado sobre la mesa. Sus ojos se encontraron con los de Margo mientras ella lo miraba con esa mezcla de serenidad y afecto que siempre lo desarmaba.

— ¿Te gusta? — preguntó en un tono bajo, casi susurrante, mientras deslizaba su mano por su muslo de forma distraída, pero cariñosa.

— Mucho — murmuró ella con una sonrisa más amplia, acercándose para rozar sus labios con los de él en un gesto suave y delicado. — Podría escucharte leerme por horas.

Edward dejó escapar una ligera risa, sus ojos brillando con algo de diversión mientras la rodeaba con más fuerza, atrayéndola más hacia él.

— Si eso es lo que te hace feliz, entonces lo haré — respondió, acariciando su mejilla con el dorso de su mano, disfrutando de la quietud del momento compartido.

Margo sonrió encantada y se acercó hasta besar sus labios por completo. El beso entre Edward y Margo se intensificó con una lentitud delicada. Los dedos de Edward se entrelazaban en el suave cabello de Margo mientras sus labios se movían en perfecta sincronía, como si cada gesto estuviera calculado, pero lleno de pasión contenida. Margo, con sus brazos alrededor de su cuello, lo acercó más, disfrutando del toque frío y reconfortante de su piel.

El silencio de la habitación solo hacía que el sonido de sus labios resonara más, creando una atmósfera íntima y envolvente.

Ambos se separaron unos centímetros por la intensidad de sus propias emociones.

Margo respiró profundamente, tratando de calmar el torbellino de emociones que la invadía mientras sus frentes seguían unidas. El toque firme, pero gentil, de Edward en su muslo la había hecho estremecerse, y ahora ambos luchaban por mantener el control. Los ojos de ambos permanecían cerrados, como si necesitaran ese pequeño espacio para recuperar el equilibrio.

New Dawn | Edward Cullen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora