Edward se separa de Bella luego del incidente de su fiesta de cumpleaños. Alejándose de ella busca refugio en la casa Denali donde conoce a la que sería su compañera de vida.
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Margo se sentó cómodamente en una de las ramas del árbol, sus piernas colgando hacia abajo mientras observaba a Jasper y Alice desde lo alto. Había cazado dos ciervos para calmar su sed, y aún sentía el sabor metálico de la sangre en su boca mientras se pasaba la mano por los labios, limpiando los rastros del líquido rojo.
Bajo ella, Jasper y Alice terminaban de alimentarse también. La noche era tranquila, y el sonido del viento era lo único que rompía el silencio del bosque. Margo, sin embargo, no podía dejar de pensar en Bella y en ese aroma embriagador que había percibido.
— ¿Es normal que ella huela así? — preguntó con curiosidad, bajando la mirada hacia Jasper, quien ahora se estaba limpiando los labios de la sangre.
Jasper levantó la vista hacia ella, pensativo.
— No sabemos exactamente por qué huele de esa manera — respondió, su tono serio y reflexivo. — Pero sí, es algo que siempre ha sido... diferente en ella.
Margo saltó ágilmente desde la rama, aterrizando suavemente cerca de Jasper y Alice. Se cruzó de brazos, mirando a Jasper con una expresión de leve incredulidad.
— ¿Cómo logran contenerse? — preguntó, aún sintiendo ese ardor en su garganta al recordar el aroma de Bella.
Jasper soltó un suspiro, como si la pregunta lo hiciera recordar sus propias luchas.
— Es difícil, más de lo que imaginas — admitió, su voz cargada de sinceridad. — Hubo una vez en que casi pierdo el control por completo con ella.
Margo alzó una ceja, sorprendida.
— ¿En serio? — preguntó, y al ver a Jasper asentir, una pequeña sonrisa apareció en su rostro. — Bueno, eso me hace sentir menos culpable por querer... ya sabes, asesinarla. — dijo con un tono medio en broma, aunque había algo de verdad en sus palabras.
Alice rió suavemente, y Jasper sonrió, entendiendo perfectamente lo que Margo sentía. Mantenerse en control cerca de Bella era una prueba constante para todos ellos, pero especialmente para Margo, quien aún se estaba adaptando a su nueva vida como vampira.
— Gracias por sacarme de ahí — dijo Margo, mirando a Alice y Jasper con sinceridad. — Si sucedía algo, no sabría cómo explicarle a Eleazar que rompí nuestra promesa. Y saben... él puede ser muy aterrador cuando se lo propone — añadió con una sonrisa nerviosa. — Me hizo jurarlo "por la garrita".
Alice estalló en una suave risa, su voz alegre llenando el ambiente, mientras Jasper sonreía con comprensión.
— ¿La garrita? — repitió Jasper, alzando una ceja con diversión.
Margo asintió, imitando con sus dedos la forma de una garra, bromeando sobre lo serio que Eleazar había sido al pedirle la promesa. Alice sacudió la cabeza, sonriendo ampliamente.
