COLOFÓN

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Un fragmento del diario de Zaynab:

12 de marzo:

"Mi corazón en desolación clama con desaliento

mi alma encaprichada y aferrada a la tuya grita : ¡No te vayas!

No estoy lista para perderte, ¿Acaso merezco aquello?

Mi corazón no es capaz de dejarte ir

Aunque sé que te ascenderías  al cielo sin trastabillar

Mi espíritu jamás volverá a brillar

tan solo seré un alma errante, con el sentido de la vida echado a perder

¿Estaré pagando algún pecado de mis antepasados?

¿Cuál es la razón por la que mi alma sufre tanto?

¿Por qué no sufren aquellos que causan dolor en los inocentes?

Dios pone  la fortaleza de mi alma a prueba para ver si soy capaz de gobernar sola Tierra Santa,

No podré sola sin duda, sin él no soy nada

sin él, mi vida perdería todo aquel sentido.

Mi corazón se encuentra hecho pedazos, mi mente no descansa asediándome sobre mi futuro

Anhelo a viva voz un milagro que me devuelva la vida

Mis ojos lloran cada noche y las pesadillas asolan mis sueños

mostrándome al rey de Jerusalén reposando para siempre sobre una tumba fría

en donde no queda nada más que cenizas, sombra y la nada.

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Las lágrimas de la reina no cesaban, caían en abundancia de sus bellos ojos, rodando por sus mejillas, las cuales se encontraban mezcladas con las gotas de sudor y sangre producto de la intensa batalla que había acontecido y de las constantes estocadas que su espada había ejecutado.

Ella anhelaba ver a su esposo, con una intensa e incesante puñalada que exprimía su corazón y con la respiración agitada,  corría a paso ligero hacia el interior del palacio de Jerusalén seguida por Saladino y su sobrino Al- Kamil, el cual al ser primera vez que la observaba a centímetros de él, había dejado de ser ignorante de su belleza, sin embargo aquella admiración que sentía por ella no era correcta ante los ojos de Allah ya que sabía que el corazón de la reina ya sea si Balduino vivía o moría, le iba a pertenecer a él eternamente.

Allí yacía él, tendido sobre su lecho, la túnica blanca que solía usar había sido intercambiada por una gris y  su cabeza estaba cubierta por un velo negro, la helada y típica máscara que cubría su rostro, ya no podía esconder más la gravedad de su estado de salud. 

Alas BlancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora