De forma similar a ayer, Max seguía observando a Sebastián a lo lejos, aún sin saber realmente qué hacer al respecto. Claramente no lo ignoraba; solía saludarlo y charlar un poco con él, pero cualquiera podría notar la tensión entre ambos debido a todo lo que Max tenía ganas de decir, pero simplemente no era capaz frente a Sebastián.
Las clases habían pasado volando hoy; Max ni siquiera se había dado cuenta de lo rápido que había sido el día. Sin embargo, ignorando el hecho de Sebastián, se había pasado bien: saludando a Sebastián, hablando con Dan y Azael en el receso, encontrándose con Yael y luego con Brandon y Matthew en los pasillos del colegio, y charlando un poco con Marshall. Era una perfecta recopilación de todos los amigos que había hecho, o bueno, casi todos.
Justo cuando se había despedido de sus amigos, se sentó a esperar a su padre. Sin embargo, sintió cómo alguien se sentó a su lado, colocando una mano alrededor de su hombro de forma amistosa.
—Hace rato no hablábamos, ¿cierto? —preguntó aquel chico, soltando una risa.
Si aquella voz grave no era suficiente para indicar quién era, Max bajó la mirada a aquellos zapatos llenos de polvo que le pertenecían a Rocky.
—¡Ah, hola Rocky! ¿Qué tal?
—He estado bien, nada interesante que contar realmente. Solo me preguntaba si tenías planes para esta tarde —mencionó con una sonrisa en su rostro.
Max lo miró algo confundido; jamás había sido tan cercano a Rocky como para que él quisiera saber eso.
—¿Me quieres hacer cosquillas? Jaja, sí, estaré disponible.
—Algo más que eso. Planeaba ir al gimnasio y quizás sería bueno que tú lo intentaras. Mi hermano no quiso venir conmigo, así que quizás podrías venir tú.
—¿Yo en el gimnasio? No lo sé; jamás había pensado en eso —respondió Max.
—Vamos, Max. —Sin ningún tipo de pena, Rocky se acercó un poco más a Max y le levantó la camisa, exponiendo su abdomen—. ¡Deberías definir un poco más tus abdominales! Creo que eso le encantará a Sebastián —mencionó mientras reía.
Max se sintió demasiado avergonzado y bajó la camisa. Sin embargo, comenzó a pensar en lo que decía Rocky; Max no consideraba que tuviera mala condición física, pero definitivamente definir sus músculos lucía como una idea atractiva.
—Bien, podría intentarlo. ¿No tengo que pagar una membresía o algo así?
—Tranquilo, con la mía es suficiente por ahora, pero luego quizás necesites la tuya propia —mencionó Rocky.
Inmediatamente después, Max pudo percibir el carro de su padre aproximándose. Por lo tanto, Rocky se levantó y siguió su camino, mientras que Max subió al vehículo de su padre.
Charlaron un poco y, en poco tiempo, llegaron a su hogar. Max subió las escaleras hasta llegar a su habitación.
Ciertamente, el día había pasado bastante rápido; sin embargo, aun así, Max se sentía exhausto. Lo primero que hizo fue quitarse los zapatos deportivos y dejarlos a un lado, sintiendo de inmediato cómo sus pies descalzos tocaban el frío suelo. Luego continuó con su pantalón y posteriormente la camiseta, quedando solo en ropa interior. Cerró sus cortinas y se acostó en su cama; afortunadamente, logró conciliar el sueño rápidamente.
Hacía varias semanas que Max no soñaba, o quizás sus sueños no habían sido lo suficientemente largos o interesantes como para poder recordarlos al despertar. Sin embargo, esta era la excepción.
—¿Es una linda noche, no crees? —mencionó la voz de Sebastián mientras observaba por la ventana del lujoso restaurante en el que estaban comiendo—. El cielo está despejado y puedo ver fácilmente las estrellas en el cielo nocturno. Me alegra que me hayas traído aquí —agradeció con una sonrisa mientras Max terminaba de dar los últimos bocados de su plato.
ESTÁS LEYENDO
Max: El Chico Nuevo del Colegio
Teen FictionMax, un joven chico sé encuentra con una situación terrible para muchos: Un cambio de ciudad y por lo tanto, empezar de cero su vida, tanto en el ámbito académico a su vez cómo el social. Pero para su fortuna, pronto sé dará cuenta que sus nuevos am...