—Oye, Max —dijo Dan, apenas vio entrar al mencionado en el salón de clases. Era lunes por la mañana y el frío aún era constante, así que todos estaban abrigados de pies a cabeza—. ¡Fue muy divertida tu pijamada! Deberíamos repetirla algún día.
—¡Sería genial! Aunque deberíamos planear mejor todo lo que haremos la próxima vez —respondió Max.
—Y quizás también deberíamos tener más comida, que las galletas las acabamos en un instante —mencionó Azael.
Los tres chicos continuaron hablando de la pijamada, aunque sin revelar mucho al respecto, ya que, después de todo, estaban en un lugar público y no querían que sus compañeros se enteraran de las cosquillas que habían tenido lugar ayer.
Las clases continuaron con normalidad. Max le entregó la libreta a Sebastián apenas tuvo la oportunidad, aunque con un ligero sonrojo en su rostro.
—¡Ten, Sebas! Y muchas gracias por darme los apuntes —dijo Max.
—¡De nada, Max! De todas formas, somos equipo, y siempre que puedo ayudo a mi equipo —respondió Sebastián, mientras tomaba la libreta y se levantaba, presumiblemente para ir a dejarla en los casilleros.
Aparte de eso, no parecía que nada interesante fuera a ocurrir. Sin embargo, cuando ya iba a ser hora de receso, Azael interrumpió a Max, que estaba adelantando su tarea.
—Sabes, has estado mucho tiempo con Max y ya has visto el club de fútbol varias veces; creo que es hora de que vengas a visitar el mío —dijo Azael, levantándose de su asiento.
—¿Cuál era tu club? Creo que lo olvidé —preguntó Max con curiosidad.
—Pff, es el club de actuación. Te vas a aburrir, Max —dijo Dan de forma burlona, comenzando a reír.
—Considero que es más entretenido actuar que perseguir una pelota —replicó Azael.
—Pues consideras mal. Ojalá se diviertan; aquí los espero —respondió Dan, a lo cual Azael solo suspiró y salió junto a Max del salón.
Los chicos caminaron hasta llegar a un aula, que Max suponía que era donde el club de actuación se reunía para practicar.
Azael abrió la puerta y Max pudo notar que había dos miembros allí dentro: uno era Marshall, que estaba sentado en una silla con un libreto en las manos, y el otro chico, que parecía un año mayor que él, era desconocido para Max. Como era común, lo primero que hizo fue bajar la mirada a sus pies, viendo que calzaba unos Converse que no parecían tan grandes. El resto de su ropa combinaba con sus zapatos, siendo de colores apagados, aunque a Max le gustaba bastante su estilo.
—¡Hey, chicos! ¿Están ensayando? —preguntó Azael con curiosidad mientras daba un paso dentro del aula.
—Solo leemos los guiones —respondió Marshall, levantando la mirada.
Max se sintió algo apenado, pero Azael lo tomó del brazo y lo empujó dentro del lugar.
—Tenemos visita —dijo Azael con una sonrisa, haciendo que ambos chicos miraran a Max.
—Ah, ¡hey, Max! —saludó Marshall al verlo entrar.
—¡Hola! Bienvenido al club de actuación —mencionó el otro chico mientras se levantaba de su asiento y se acercaba a Max para darle la mano. Max la aceptó y, mientras lo hacía, pudo notar que tenía las uñas pintadas de negro—. ¡Me llamo Yael y soy el líder de este club! ¿Estás interesado en unirte? Siempre aceptamos nuevos miembros.
—Solo vine a observar... Azael me dijo que sería entretenido —respondió Max, un poco nervioso—. Aunque ni siquiera sabía que presentaran obras en el colegio.
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Max: El Chico Nuevo del Colegio
Teen FictionMax, un joven chico sé encuentra con una situación terrible para muchos: Un cambio de ciudad y por lo tanto, empezar de cero su vida, tanto en el ámbito académico a su vez cómo el social. Pero para su fortuna, pronto sé dará cuenta que sus nuevos am...