XXVI - Una Tarde Romántica

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Habían pasado horas desde que había ocurrido lo de la clase de arte, ahora mismo sé encontraban en receso, algunos sé encontraban comiendo, otros jugando y otros simplemente viendo la pantalla de su teléfono. Max sé encontraba sentado en una de las bancas, esperando a Dan y Azael que habían ido por comida a la cafetería, mientras esperaba finalmente vió alguien acercarse a su asiento.

—¡Hey Marshall! —Mencionó con una sonrisa mientras saludaba a su víctima de cosquillas de hace algunas horas.

—¡Hey! ¿Qué tal Max? ¿Cómo estás? —Respondió mientras le regresaba el saludo, agitando su mano.

—Bien la verdad, estoy esperando a Dan y Azael para poder comer. —

—Oh, ya veo, genial jaja. —Respondió Marshall. —Oye... Por cierto Max, escuché que Sebastián es tu novio. —Preguntó con curiosidad.

—¡Así es! Conseguí conquistarlo y el es mi novio. —Mencionó, casi de forma orgullosa.

—Entonces... ¿Podrías ayudarme en algo así? Sabés... Me gusta mucho un chico desde hace algún tiempo, y hasta a veces creo que el me coquetea, pero no me atrevo a decirle lo que siento. —Confesó Marshall, el era consciente que apesar de ser amigo de Max tampoco eran tan cercanos, pero igual era al único que le podía pedir un consejo así.

—¿Consejos? ¡Claro! ¿Qué te gustaría saber? —Mencionó Max con una amplia sonrisa, claro que no tenía mucho conocimiento, pero ayudaría a un amigo siempre que lo pidiera.

—Bueno pues, ¿Cómo le digo lo que siento por él? —Preguntó Marshall.

—¡Es algo complicado! Podrías invitarlo a algún lugar, llevarlo a pasear y decirle lo que sientes, creo que eso sería muy romántico. —Mencionó Max con una sonrisa.

—No es necesario gastar dinero, sólo tienes que decirte todo lo que siente tu corazón, y seguro él lo aceptará. —Añadió Max, tratando de darle ánimos a su amigo.

—Gracias Max, tienes razón, creo que lo mejor es ser sincero y decirle lo que siento. Solo espero que no me rechace y podamos seguir siendo amigos si no funciona. —Respondió Marshall, sintiéndose un poco más aliviado después de haber hablado con Max.

—Claro que sí, Marshall. Siempre podrás contar conmigo, y si algo sale mal, no te preocupes, estaré aquí para apoyarte.— Dijo Max con una sonrisa reconfortante.

—¿Y quién es ése chico? ¿Alguien que conozco? —Preguntó Max con curiosidad de describir la identidad del enamorado de Marshall.

—Espero que puedas saber quién es pronto, tomaré en cuenta todos tus consejos, nos vemos Max. —

—Hasta la otra.— Respondió Max con una sonrisa

Después de que Marshall se fue, Dan y Azael regresaron con la comida y se sentaron junto a Max en la banca.

—¿Qué planes tienes en la tarde —Preguntó Azael.

—No estoy seguro, tal vez salga con Sebastián o me quede en casa y vea una película. ¿Y ustedes? —

—Yo tengo que practicar con el club de fútbol, pero después me gustaría salir a caminar y disfrutar del aire fresco. —Respondió Dan.

—Yo tengo un ensayo en el club de actuación.— Dijo Azael.

—Vaya... Cada vez me alegra más no haberme metido en un club. —Mencionó Max bromeando mientras le daba un puñetazo suave al hombro de Dan.

Ambos chicos rieron por el comentario de Max y terminaron de comer, después de un rato tuvieron que regresar al salón, las clases transcurrieron con normalidad y al ser la hora de la salida todos los estudiantes salieron de la escuela, mientras el sol sé estaba poniendo.

Max sé encontraba caminando junto a Azael y Dan, los cuáles lo acompañaban a la salida ya que ellos salían más tarde, sin embargo cuándo vio de reojo a Sebastián, caminando enfrente de él, inmeditamente sé despidió de sus amigos y fue corriendo hacia él, alcanzandolo y poniéndose a su lado.

—¡Hey Seb! ¿Tienes algún plan para hoy? —Mencionó Max.

—Sólo pensaba dormir toda la tarde, la verdad. —Mencionó mientras volteaba a ver el rostro de su novio.

—¿Te gustaría ir a ver una película conmigo? —Preguntó Max

—¡Me encantaría! ¿A qué hora podríamos hacerlo? —Respondió Sebastián.

—Cuándo quieras, de hecho podríamos ir ahora mismo a mi casa, sí es que nadie te está esperando en la tuya. —

—¿De verdad? Me da algo de nervios conocer a tu familia. —Mencionó Sebastián algo nervioso. — ¿No les has dicho, cierto? —

—Aún no... Pero no tienes que preocuparte, obviamente te van a aceptar. —Dijo con una sonrisa.

Apesar de estar algo seguro, realmente confiaba en la palabra de Max, por lo que sólo asintió y le dió un abrazo. —Está bien, podemos ir ahora a tu casa. —

Ambos chicos esperaron sentados en la banqueta, charlando un poco entre ellos en lo que llegaba el carro del padre de Max para poder llegar a su casa.

Mientras tanto, en el club de actuación la situación era interesante, Yael y Marshall sé encontraban organizando todo, eran los primeros en llegar ya que ni Azael ni el otro par de miembros habían llegado, por lo que mientras que los esperaban comenzaron a charlar entre ellos.

—Oye Yael, ¿Vamos a caminar afuera un poco? En lo que llegan el resto.—

—¡Claro! —Asintió Yael con una sonrisa mientras estiraba sus brazos, y luego ambos chicos salieron del club y salieron a las canchas del colegio.

El clima era cálido, y la cálida luz del ocaso bañaba con sus rayos a ambos chicos, que caminaban sin ningún rumbo fijo, sólo disfrutando el ambiente, y para Marshall, está ocasión en especial era el momento indicado para poder decir todo lo que tenía en mente en ese momento.

—Oye Yael... He estado pensando algo desde hace mucho tiempo—Dijo de forma sincera Marshall, mientras suspiraba, tratando de poder comunicar todos sus pensamientos en sus palabras, aunque era complicado. —Pero... —

¿Qué es lo que has estado pensando, Marshall? – Preguntó Yael, notando la seriedad en el tono de su amigo.

—Bueno, verás... —Comentó Marshall. — La verdad es que he estado sintiendo algo por ti, Yael. Algo más que amistad. Y quería decírtelo porque siento que necesito ser honesto contigo. —

Yael quedó en silencio por un momento, mientras las mejillas de Marshall sé sonrojaban y luego respondió con sinceridad:

—Marshall, debo admitir que siento lo mismo por ti. He tenido estos sentimientos desde hace mucho tiempo, pero no sabía cómo expresarlos—

Ambos chicos se sonrieron mutuamente, y se abrazaron con fuerza.

—No puedo creer que sientas lo mismo que yo—Dijo Marshall, mientras acariciaba suavemente el cabello de Yael.

—Claro que sí, Marshall. Siempre has sido una persona muy importante para mí, y estoy feliz de que podamos compartir esto juntos. —Respondió Yael con una sonrisa, mientras apoyaba su cabeza en el hombro de Marshall.

Ambos chicos observaron el atardecer, casi olvidando el lugar en el qué se encontraban en ese momento, hasta que una voz familiar los hizo alejarse y voltearse por instinto.

—Aquí están, los estaba buscando en el club pero veo qué vinieron a caminar. — Mencionó Azael.

Yael y Marshall se separaron un poco, tratando de disimular la cercanía en la que se encontraban.

—Sí, decidimos tomar un poco de aire fresco antes de comenzar la reunión. —Dijo Yael con una sonrisa, mientras Marshall asentía en silencio.

Azael podía sentir un cambio en la atmósfera pero decidió no preguntar más, y los tres chicos sé regresaron, encontrándose al resto de integrantes del club.

Ninguno de los dos sabría cómo sería su relación desde ese entonces, pero ambos estaban felices de que el otro aceptara sus sentimientos.

Max: El Chico Nuevo del ColegioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora