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Junhui llegó al club acompañado de Mingyu y su hermano Chan. La música resonaba a través de la entrada mientras el trío cruzaba el umbral, la energía del lugar palpable. Mingyu, emocionado por la noche, bromeaba sobre las experiencias pasadas, mientras Chan se mostraba un poco más reservado, observando el ambiente con curiosidad.

Cuando finalmente Junhui vio a Minghao en el bar, su corazón dio un vuelco. Minghao estaba sirviendo bebidas con esa sonrisa encantadora que iluminaba la habitación. Sin embargo, el nerviosismo lo invadía mientras se adentraba en la atmósfera vibrante del lugar, sintiendo las miradas de su hermano y Mingyu a su lado.

—¿Vas a hablar con él? —preguntó Mingyu, dándole una palmadita en la espalda, empujándolo hacia adelante—. Solo ve y dile hola.

Su hermano observaba con atención, un leve interés en su mirada, pero manteniéndose al margen.

Junhui sintió que su rostro se sonrojaba al acercarse a Minghao, el resto del mundo desvaneciéndose mientras su atención se centraba en el joven que había comenzado a despertar algo en su interior.

—Hola de nuevo —dijo Minghao, apoyándose en el bar, su voz suave pero firme—. Te estaba esperando.

—Hola… —respondió Junhui, tratando de sonreír, pero sintiéndose un poco más incómodo de lo que había anticipado.

Minghao lo observó durante un momento, sus ojos brillando con una mezcla de interés y determinación. Luego, dio un paso más cerca, su presencia tan envolvente que Junhui no pudo evitar sentirse atraído.

—Parece que estás un poco tímido, ¿no? —dijo Minghao, jugando con un vaso mientras miraba a Junhui con intensidad—. Por mucho tiempo, me estabas mirando como si quisieras algo.

Junhui se sintió expuesto, su rostro se calentó al escuchar esas palabras. ¿Cómo podía Minghao leerlo tan bien? Pero, al mismo tiempo, una chispa de emoción lo atravesó.

—La verdad es que… —Junhui comenzó, intentando articular sus pensamientos—. No sabía si volverías a encontrarte aquí.

—Bueno, aquí estoy —interrumpió Minghao con una sonrisa traviesa—. Y si tienes ganas de salir de aquí, entonces deberías decirle a tus amigos. No creo que ellos vayan a detenerte si decides venir conmigo.

Minghao se inclinó un poco hacia Junhui, acercándose lo suficiente como para que el corazón de Junhui latiera con más fuerza. Las palabras de Minghao resonaban en su mente como un eco, y antes de que pudiera detenerse a pensarlo, asintió, una sonrisa burlona apareciendo en sus labios.

—¿Entonces deberíamos hacerlo? —preguntó Junhui, sintiéndose un poco más valiente al mirar directamente a los ojos de Minghao.

—Claro, solo diles adiós —dijo Minghao, gesticulando como si se despidiera de la multitud, su actitud relajada contrastaba con la tensión que Junhui sentía en su pecho.— Podemos hacer nuestro camino hacia afuera. Si piensan que van a detenerte, entonces no saben con quién están tratando.

Junhui sintió que su nerviosismo se disipaba, reemplazado por una nueva emoción. Minghao lo estaba invitando a ser parte de algo más, algo que superaba la simple conexión física.

Sin pensarlo dos veces, tomó la mano de Minghao, sintiendo la calidez de su piel. Juntos, se dirigieron hacia la salida, dejando atrás las luces y el ruido del club. Mingyu y Chan se quedaron atrás, compartiendo miradas de sorpresa y emoción.

Junhui sabía que, en ese momento, estaba listo para dejar sus miedos atrás y explorar lo que significaba estar con Minghao.

Llevó a Minghao a su departamento, el trayecto lleno de silencios cómodos y miradas furtivas que se decían más que las palabras. Aunque el lugar solía sentirse frío y vacío para Junhui desde hacía tiempo, esa noche era diferente. La presencia de Minghao transformaba el ambiente, llenándolo de una energía cálida y vibrante.

Al abrir la puerta, el olor a madera y un leve rastro de colonia llenaron el aire. Las luces suaves del salón apenas iluminaban el espacio, pero la conexión entre ellos parecía iluminarlo todo. Junhui se dio cuenta de que su corazón latía más rápido; la emoción de tener a Minghao allí lo invadía, disipando el frío que había sentido en ese hogar durante meses.

—Es un poco… diferente —dijo Junhui, intentando romper el hielo mientras miraba alrededor, notando cómo las sombras se movían al ritmo de su nerviosismo—. No es muy acogedor.

Minghao sonrió, su calidez contrastando con la frialdad del lugar. —No se ve tan mal. Creo que solo necesita un poco de luz y buena compañía —respondió, su tono juguetón aliviando la tensión que Junhui sentía.

Junhui se rió, agradecido por el sentido del humor de Minghao. —Supongo que tienes razón.

Mientras se acomodaban en el sofá, Minghao se acercó, su calor corporal irradiando en el espacio. Junhui sintió cómo la cercanía de Minghao disipaba el frío que había envolvido su hogar. Las paredes, que solían parecer tan solas, se sentían ahora como un refugio.

—Me alegra que hayas venido —dijo Junhui, su voz más suave, casi un susurro. La intimidad del momento lo envolvía, y se dio cuenta de que deseaba explorar esa conexión.

—Yo también —respondió Minghao, mirándolo a los ojos con una intensidad que hizo que Junhui se sintiera más vivo que nunca. Se inclinaron uno hacia el otro, la distancia entre ellos desapareciendo.

En ese instante, Junhui comprendió que, a pesar de la frialdad del lugar, la calidez que compartían podía convertir cualquier espacio en un hogar. La conexión que había comenzado en el club ahora florecía en su departamento, llenándolo de una energía nueva que prometía más momentos juntos.

let me hold you [Junhao]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora