El camerino del club nocturno estaba lleno de luces cálidas que reflejaban en los espejos, y el sonido apagado de la música del salón principal llegaba a los oídos de Minghao mientras se arreglaba para la noche. Se acomodó el cuello de la camisa, ajustándose los botones mientras se observaba en el espejo con un aire de concentración. Su cuerpo ya estaba preparado para los movimientos fluidos que ejecutaría en el escenario, pero su mente divagaba.
Sabía que esa noche sería como muchas otras, pero en el fondo, esperaba que Junhui apareciera, como siempre, en su lugar habitual, observando desde lejos con esos ojos que no podía ignorar. Últimamente, sentía que había algo diferente en la manera en que Junhui lo miraba, como si una mezcla de deseo y algo más profundo estuviera emergiendo entre ambos. Sin embargo, las noches en el club eran trabajo, y ese límite lo mantenía firme.
Cuando terminó de arreglarse, salió del camerino y caminó por el pasillo hacia el escenario. El bullicio del club aumentaba a medida que se acercaba, el sonido de risas y charlas entremezclándose con la música. La luz tenue y los destellos de neón lo envolvieron en cuanto sus pies tocaron la pista.
Minghao comenzó su rutina con una fluidez casi automática, moviéndose al ritmo de la música y dejando que su cuerpo hablara el lenguaje que había dominado desde que empezó a trabajar allí. Podía sentir las miradas de los clientes, como siempre, algunas más insistentes que otras, pero la única que realmente le importaba era la de Junhui, quien, para su satisfacción, estaba en su mesa al fondo.
Todo parecía seguir como siempre hasta que, al final de su número, uno de sus clientes habituales, Jackson, lo llamó desde una mesa cercana al escenario. Jackson era conocido por ser generoso, pero también por su actitud posesiva, y aunque Minghao no lo odiaba, prefería no pasar demasiado tiempo a solas con él. Sin embargo, el dinero siempre hablaba más fuerte.
—Hao, querido, otra actuación increíble —dijo con una sonrisa ladeada mientras jugaba con un vaso en su mano—. ¿Tienes tiempo para mí esta noche? Sabes que te compensaré bien.
Minghao sonrió de manera profesional, aunque en su mente la interacción era solo un trámite. Él siempre le pagaba lo suficiente como para que valiera la pena aceptar, y aunque el trabajo nunca había sido personal para él, algo en la manera en que Junhui lo miraba esa noche lo hizo sentir incómodo por primera vez. Desde su mesa, Junhui observaba con una tensión que no era difícil de notar, sus ojos fijos en cada uno de los movimientos de Minghao.
—Claro, —respondió Minghao, tomando con discreción el sobre que el hombre le pasaba—. Dame unos minutos para prepararme.
Mientras caminaba hacia los camerinos para cambiarse y prepararse para el privado, no pudo evitar volver la vista una vez más hacia Junhui. La forma en que lo miraba, cómo sus ojos se oscurecían y sus labios se apretaban en una fina línea, lo hicieron dudar. No estaba acostumbrado a ver a Junhui celoso, pero esta noche lo estaba viendo claramente.
Ya en el camerino, mientras cambiaba de vestuario para el baile privado, no podía sacarse de la cabeza la imagen de Junhui. ¿Qué pensaría de todo esto? ¿Lo estaba juzgando, o eran simplemente los celos lo que dominaba la situación? Minghao no estaba seguro de qué pensar, pero había algo en la idea de que Junhui se sintiera así por él que lo mantenía alerta, con el corazón latiendo un poco más rápido de lo habitual.
Respiró hondo, se miró en el espejo una última vez, y salió para encontrarse con Jackson en la sala privada, sabiendo que esa noche no sería como las demás.
Salió del camerino, listo para el baile privado. Su mente aún divagaba en la imagen de Junhui, en la tensión que había sentido desde que Jackson se acercó a él. Sabía que no debía involucrar sus sentimientos en el trabajo, pero algo en la mirada de Junhui había provocado una reacción que no esperaba.