Junhui entró al club nocturno como lo hacía casi todas las noches desde que conoció a Minghao. Era ya parte de su rutina, un escape de su vida laboral y de los recuerdos de su relación pasada. Esta noche, sin embargo, sentía una leve incomodidad, como si algo fuera diferente. Pero ignoró el sentimiento mientras avanzaba entre las mesas hacia su lugar habitual.El ambiente vibraba con la música, las luces de neón creando sombras y destellos en la pista de baile. El club estaba lleno de clientes, todos observando a los bailarines con miradas expectantes. Junhui se sentó, ordenó su trago, y mientras tomaba un sorbo, la música cambió de ritmo, anunciando el siguiente número.
Miró hacia el escenario esperando ver a Minghao, pero en lugar de él, vio a alguien que no esperaba en absoluto. El aire se le quedó atrapado en los pulmones, y por un segundo no pudo moverse.
Chan.
Su hermano menor estaba en el escenario, casi desnudo, bailando con confianza, moviéndose al ritmo de la música. Parecía completamente cómodo, casi como si perteneciera a ese lugar desde siempre. Pero para Junhui, era una imagen que no podía procesar.
¿Cómo era posible que Chan estuviera aquí, bailando?
El rostro de Junhui pasó de la incredulidad a la vergüenza en segundos. Sentía su piel arder, y una oleada de enojo lo recorrió. Chan ni siquiera había mencionado que trabajaba en el club, y mucho menos que era uno de los bailarines. ¿Por qué no se lo había dicho? Y peor aún, ¿qué hacía Seungcheol permitiendo que su hermano menor estuviera en un lugar así?
Chan, mientras tanto, intentaba mantener la compostura, pero ya no era el mismo sobre el escenario. Aunque sus movimientos seguían siendo precisos y elegantes, su confianza se desvanecía. Sabía que la mirada de Jun estaba fija en él, y no de una manera agradable. Intentaba terminar su presentación lo mejor posible, pero no podía ignorar la creciente tensión que sentía.
Cuando finalmente terminó el número, Chan hizo una rápida reverencia y desapareció tras las cortinas sin siquiera esperar la reacción del público. Junhui estaba paralizado en su asiento, con una mezcla de rabia y vergüenza que bullía dentro de él. No sabía qué hacer primero: si confrontar a Chan o salir del club y fingir que esto nunca había pasado.
Antes de poder tomar una decisión, sintió una presencia a su lado.
—¿Qué haces aquí? —La voz de Chan sonó más baja de lo habitual, casi tímida, como si intentara anticipar el enfado de su hermano mayor.
Junhui se giró lentamente hacia él, su mirada dura.
—¿Qué hago aquí? —repitió Jun, su voz contenida, pero llena de enojo—. La pregunta es, ¿qué demonios haces tú aquí?
Chan apretó los labios, sin saber por dónde empezar. Las palabras se atascaban en su garganta, mientras Junhui lo miraba con una mezcla de decepción y confusión. El silencio entre ambos era casi insoportable.
—Trabajo aquí, ¿ok? —respondió Chan finalmente, con un tono defensivo—. No es gran cosa, Seungcheol me cuida, estoy bien.
Pero esas palabras no aliviaron en absoluto a Jun. Seungcheol. Así que él lo sabía. Y aun así, permitió que Chan trabajara en un lugar como este, sabiendo lo que pasaba aquí todas las noches.
—Esto no está bien, Chan —dijo Junhui, con voz más baja, pero cargada de preocupación—. No quiero esto para ti. No deberías estar bailando aquí. Es peligroso, es...
—¡No soy un niño, Jun! —interrumpió Chan, frunciendo el ceño—. Sé lo que hago, sé cuidarme. Además, soy el protegido de Seungcheol, ¿crees que me va a pasar algo?
Ese comentario encendió una chispa adicional de enojo en Junhui. La idea de que Seungcheol, con quien ya tenía suficientes roces, estuviera involucrado de esa manera en la vida de Chan solo lo enfureció más. ¿Protegido? ¿Qué quería decir exactamente con eso? ¿Y por qué Seungcheol se sentía con derecho a cuidar de su hermano?
—Eso no cambia el hecho de que deberías haberme dicho —dijo Junhui, su voz aún tensa—. Soy tu hermano, Chan. No puedes ocultarme algo así.
Chan soltó un suspiro, su propia rabia comenzando a disiparse un poco.
—¿En serio, Jun? —dijo Chan, mirándolo con un destello de desafío en los ojos—. ¿De verdad vas a hablarme de valores cuando tú también vienes a este club todas las noches?
Junhui se tensó, sin saber cómo responder. Sabía hacia dónde iba la conversación, pero no lo esperaba.
—Siempre vienes a ver a Minghao, y ni siquiera llegaste aquí por él al principio. —Chan lo miró con reproche—. Viniste solo, Jun. ¡Ni siquiera sabías de Minghao cuando llegaste aqui! No sé cómo puedes decir que esto está mal cuando tú mismo consumes este “contenido”. ¿No es un poco hipócrita de tu parte?
Junhui apretó los puños, intentando contenerse. Sabía que Chan tenía razón en cierto nivel, pero no quería admitirlo.
—Es diferente, Chan —respondió finalmente, su voz más suave pero firme—. Lo mío con Minghao no es... no es lo mismo que lo que tú haces aquí. No quiero que te pongas en peligro.
Chan negó con la cabeza, soltando una risa amarga.
—Diferente o no, sigues viniendo aquí, Jun. Y si es peligroso para mí, también lo es para ti. Así que no me hables de cómo debería vivir mi vida.
Junhui lo miró, sin palabras. Sabía que, de alguna manera, Chan tenía razón. Pero no podía simplemente aceptar la situación sin luchar por protegerlo.
Finalmente, Jun suspiró y asintió.
—Está bien, Chan. No lo entiendo del todo, pero... solo prométeme que si alguna vez las cosas se ponen raras o incómodas, me lo dirás. No quiero que pases por esto solo.
Chan esbozó una pequeña sonrisa, asintiendo en silencio. Aunque sabía que Jun no estaba completamente de acuerdo, apreciaba que intentara aceptarlo.
—Lo prometo, Jun.
