"La mente es como un paracaídas, no funciona si no está abierta".
-Albert Einstein.
Xia observaba las noticias en la pantalla con el ceño fruncido, incapaz de apartar la vista de las imágenes caóticas: incendios consumiendo edificios, multitudes en pánico y el sonido constante de sirenas. El miedo se respiraba en el ambiente, infiltrándose por cada grieta. Aunque su propio vecindario todavía parecía estar a salvo, Xia sentía la amenaza creciendo, como si algo invisible pero letal se acercara.
—¿Cómo puede estar ocurriendo todo esto? —pensó Xia, inquieta, mientras la voz de los presentadores relataba la serie de disturbios que se propagaban por todo el mundo desde la caída de los meteoros. El sonido de los autos y las sirenas se colaba desde la ventana, intensificando su sensación de agobio.
De repente, algo en la pantalla capturó su atención: un video que mostraba a Eric, el heredero de los Stalhbrunn en Alemania, tocando uno de los meteoros. En cuestión de segundos, el joven se transformó en una figura envuelta en llamas, su piel resplandeciendo como magma incandescente. Xia sintió un escalofrío recorrerle la espalda. —No puede ser... —murmuró, reconociendo algo en esa transformación que resonaba con lo que ella había sentido en su interior desde la lluvia de meteoros. Eric ya no era un simple humano, era una fuerza elemental.
El timbre de la puerta la sacó abruptamente de su asombro. Al abrir, Gigi irrumpió en su apartamento como un torbellino, con su bufanda de colores brillantes ondeando detrás de ella.
—¡Xia! —exclamó Gigi, sin aliento, pero con esa energía chispeante que siempre la acompañaba—. ¿Estás viendo lo que está pasando? ¡Esto es grande! —Antes de que Xia pudiera reaccionar, Gigi la abrazó con fuerza, transmitiéndole una mezcla de consuelo y urgencia—. Todo está empezando a encajar, tu destino se está revelando.
Xia sintió un alivio momentáneo al tener a Gigi allí, pero la tormenta de pensamientos que bullía en su mente seguía presente. —Gigi siempre llega justo cuando la necesito —pensó, relajando los hombros.
—Gracias por venir —murmuró Xia, sintiendo un nudo en la garganta. Intentaba procesar todo lo que había visto, pero las preguntas no dejaban de agolparse en su mente—. No sé qué haría sin ti.
—Tranquila, Xi —dijo Gigi con una sonrisa confiada, pero en sus ojos brillaba la seriedad de quien entiende lo que está en juego—. Sabía que este día llegaría. Siempre supe que tú estabas destinada para algo más grande.
Gigi tomó las manos de Xia y, con una expresión más solemne, la miró a los ojos. —¿Recuerdas lo que te conté sobre mi familia, verdad?
Xia asintió lentamente, las historias del linaje chamánico de Gigi en el Amazonas volvieron a su mente. Las conversaciones que antes le parecían fascinantes ahora adquirían un peso que no había comprendido del todo.
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Guardianes Zodiacales; Destino, El Despertar de los Signos
FantasíaGuardianes zodiacales es una saga de fantasía que explora el mundo real en la transición a la verdad sobre el origen del universo y la magia. En esta primera parte, conocemos 12 protagonistas que representan cada uno a su signo zodiacal y quienes ha...