CAPITULO 5: LEO

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LA FIESTA

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LA FIESTA

"El éxito no es la clave de la felicidad. La felicidad es la clave del éxito. Si amas lo que haces, tendrás éxito."

-Albert Schweitzer

La limusina se deslizaba con majestuosidad por el camino empedrado que llevaba a la imponente mansión Stahlbrunn en Múnich. El suave traqueteo de las llantas resonaba en la calma de la tarde. Dentro del vehículo, Erik Stahlbrunn, recostado en el asiento de cuero, observaba el paisaje con una expresión pensativa, aunque sus ojos azules, normalmente llenos de confianza, mostraban una ligera sombra de preocupación.

Tim, el mayordomo de confianza, notó la mirada distante de Erik y decidió abordar el tema. A lo largo de los años, había aprendido a leer a su joven amo con precisión.

—¿Algo le preocupa, señor Stahlbrunn? —preguntó, ajustando su corbata con meticulosidad, manteniendo siempre su tono profesional.

Erik, aún con la mirada perdida en el horizonte, soltó un suspiro profundo antes de responder. —El peso del mundo sobre mis hombros... ¿Es este el destino que realmente deseo? —se preguntó internamente, aunque sabía que no podía permitirse dudar.

—El mundo está sumido en el caos, Tim. La política global parece un juego de sombras, y yo... bueno, no estoy seguro de cuál es nuestro papel en todo esto —dijo finalmente, su voz baja, casi como si estuviera probando las palabras en busca de algún sentido oculto.

El mayordomo, con una mirada impregnada de sabiduría acumulada a lo largo de los años, asintió. —El joven Erik, tan lleno de potencial, aún lucha con las expectativas que su apellido le impone —reflexionó Tim.

—A veces, señor, es en medio del caos donde se forjan los destinos más extraordinarios. No olvide que la verdadera grandeza se manifiesta en los momentos de mayor adversidad —respondió con una calma que parecía sugerir que, sin importar las circunstancias, había un camino a seguir.

La llegada a la mansión marcó el inicio de un día lleno de compromisos. El gran salón estaba iluminado con una elegancia majestuosa. La luz de las lámparas de araña resplandecía en cada rincón, destacando los cuadros que retrataban a los antepasados de la familia Stahlbrunn. Erik, vestido con su traje negro, esperaba ansiosamente en el vestíbulo, consciente de que esta noche sería crucial. —Esta es mi arena, donde debo demostrar mi valor —pensó, buscando en los ecos de las enseñanzas de su padre la fortaleza para lo que estaba por venir.

Victoria, su madre, una mujer de carácter fuerte y cabello plateado que mantenía una apariencia impecable, se acercó a él. Erik la saludó con un beso en la mejilla, y sus ojos se encontraron en un silencio lleno de significado. La ausencia de su padre en ese momento era palpable, y Erik sentía el peso de llenar ese vacío.

—Erik, sé que esta noche es importante para ti y para la familia —comenzó Victoria con una voz suave pero firme—. Lamento no poder quedarme para acompañarte, pero esta reunión con el presidente es fundamental para nuestros intereses a nivel internacional.

Guardianes Zodiacales; Destino, El Despertar de los SignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora