CAPITULO 18 LEO Y ACUARIO

2 1 0
                                    



"La única manera de hacer un gran trabajo es amar lo que haces."

-Steve Jobs

Cada guardián lo enfrento a su manera, La noche de la lluvia de meteoros era un espectáculo que transformaba el cielo en un lienzo de luces fugaces. Eric y Julia se encontraban sentados en el amplio balcón de la mansión, con el suave murmullo de la brisa acariciando sus rostros. La reciente transformación de Eric como Guardián zodiacal de Leo aún era un misterio que ambos intentaban procesar, y la energía latente parecía electrificar el aire entre ellos.

Eric, con una mezcla de incredulidad y un toque de orgullo mal disimulado, observaba sus manos como si estas pudieran contarle el secreto de su recién descubierto poder. Dejó escapar una risa corta, llena de una energía casi nerviosa.

—No puedo creer lo que sucedió hoy —dijo, sin apartar la mirada de sus manos, que aún parecían arder con el recuerdo de ese poder descomunal.

Julia, sentada a su lado, lo miraba de reojo. Había algo en él que la fascinaba, una atracción que no era solo física, sino que nacía del misterio de lo que acababan de vivir juntos. Sonrió con una mezcla de asombro y curiosidad sincera.

—Fue increíble, Eric. Realmente lo fue —respondió, y su tono contenía una calidez genuina, pero también una chispa que parecía invitar a Eric a dejar de lado su orgullo y abrirse un poco más.

Él, al sentir esa conexión, dejó que la sombra de una sonrisa cruzara su rostro. Sabía que había algo entre ellos, una chispa tan innegable como el fuego que ahora podía invocar.

—Así que... —dijo, buscando un toque de humor para aliviar la tensión que sentía—, ¿qué pasa si accidentalmente me prendo fuego? —Hizo una pausa, levantando una ceja con aire juguetón.

Julia soltó una risa, ligera y despreocupada, que se perdió en el viento nocturno. Sacudió la cabeza y lo miró con una sonrisa divertida.

—Bueno, supongo que podrías ser el primer Leo en hacer una barbacoa donde quieras, ¿no? —replicó, siguiendo su tono, pero sus ojos lo miraban con un interés que iba más allá de la broma.

Eric sonrió de nuevo, sintiendo cómo la tensión se disipaba entre ellos. Su instinto natural de Leo le decía que era el momento de disfrutar la atención de Julia, de dejar que la conversación fluya y se llene de esa conexión que ambos sentían, aunque apenas se conocieran.

—Sabes, es raro —admitió él, inclinándose un poco hacia ella, buscando esa cercanía—. Hace unas horas pensaba que la vida no podría volverse más complicada, y luego... boom, fuego y magia. —Hizo un ademán amplio con las manos, como si tratara de ilustrar la explosión que había sido su día.

Julia lo miró, apoyando la barbilla en su mano, interesada y divertida a la vez. Había algo en él que la hacía sentir cómoda, como si bajo esa fachada de chico seguro y carismático hubiera alguien tratando de encontrar su lugar en este nuevo caos.

—Supongo que a veces la vida te sorprende de formas que nunca imaginaste —dijo ella suavemente, dejando que sus palabras fluyeran en la quietud de la noche—. Pero creo que te las arreglarás para sacarle el mejor provecho, Eric. Después de todo, no pareces del tipo que se echa atrás fácilmente.

Él se rió, y la calidez de su risa llenó el balcón, como si su propia presencia pudiera transformar la atmósfera. Se volvió hacia Julia, y por un momento, se encontró deseando que esa noche no terminara. Sentía que había mucho más por descubrir entre ellos, mucho más que lo que el destino o el cosmos pudiera dictar.

Guardianes Zodiacales; Destino, El Despertar de los SignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora