CAPITULO 19: VIRGO Y PISCIS

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''La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado. La imaginación rodea al mundo."

-Albert Einstein.

El amanecer en Ginebra se filtraba a través de las ventanas del apartamento de Liam y Ana, bañando la habitación con una cálida luz dorada. Liam despertó con una sensación extraña en el pecho, una vibración sutil que parecía residir justo bajo la superficie de su piel. Los recuerdos de la noche anterior seguían frescos, la voz que le había susurrado: —Has sido elegido como el guardián zodiacal de Virgo— resonaba en su mente, acompañada de una inquietud que no lograba disipar.

Intentando recuperar la rutina, se aferró a sus hábitos matutinos: la precisión al preparar el café, el orden meticuloso de sus documentos, la camisa planchada con esmero. Pero algo en el aire se sentía diferente, como si el mundo hubiera cambiado sutilmente a su alrededor.

—No hay tiempo para esto—, se repitió mientras dejaba el apartamento, enfrentándose al aire fresco de la mañana suiza. El orden era su refugio, y el trabajo en el CERN lo esperaba.

Al llegar al laboratorio, fue recibido con la usual efusividad del Dr. Thomas, quien lo miró con la satisfacción de un mentor orgulloso.

—Liam, hoy es el día. Las pruebas de fusión nuclear podrían marcar un antes y un después. ¿Estás listo para hacerlo realidad? —preguntó, dándole una palmada en la espalda.

Liam asintió con una sonrisa contenida, aunque en el fondo su mente seguía dividida entre la lógica rigurosa de su profesión y los extraños sucesos de la noche anterior. Se sumergió en su trabajo, ajustando parámetros y revisando cálculos, intentando encontrar consuelo en la exactitud de las fórmulas y el zumbido constante de los equipos.

A medida que el día avanzaba, una inquietud persistente lo acompañaba, una sensación como de estar sintonizado con algo más allá de lo que sus sentidos podían captar. Sentía el pulso de las máquinas y el ritmo constante de la energía que fluía a través de los cables, como un eco en el fondo de su mente.

—¿Qué me está pasando?—, pensó, frunciendo el ceño ante la inexplicable percepción que lo envolvía. Pero no había tiempo para distraerse; debía mantenerse enfocado.

De repente, una alarma estridente rompió la calma del laboratorio, y las luces rojas de emergencia comenzaron a parpadear. Los técnicos corrieron hacia los paneles de control, y las pantallas mostraban una amenaza crítica: el sistema de enfriamiento del reactor había fallado, y la temperatura subía rápidamente, poniendo en riesgo toda la operación. El nerviosismo se apoderó de los presentes, pero Liam, aunque sentía la tensión en el aire, también percibía algo más, una especie de corriente que lo llamaba.

Guiado por un instinto que no comprendía del todo, se dirigió directamente a la cámara de enfriamiento principal. Sentía que la energía a su alrededor se arremolinaba, como si el propio reactor le susurrara en una frecuencia que solo él podía escuchar. Con un movimiento casi involuntario, levantó la mano hacia los controles, pero la detuvo a pocos centímetros, dudando de lo que estaba a punto de hacer.

Fue entonces cuando ocurrió algo extraño. Sin que nadie más lo notara, un destello verdoso y suave apareció alrededor de su mano, una luz que solo él parecía percibir. Era como si la energía se canalizara a través de él, como un río de poder fluyendo desde su interior hacia el sistema. —¿Qué es esto...?— La mente de Liam, acostumbrada a buscar explicaciones racionales, se resistía a lo que veía, pero una parte de él, más antigua y primitiva, le decía que continuara.

Sin saber exactamente cómo, cerró los ojos y se concentró en esa corriente invisible, imaginando cómo la energía rodeaba los componentes críticos del sistema de enfriamiento, modulando la temperatura y estabilizando el flujo. Al hacerlo, sintió una conexión con algo más allá del laboratorio, un vínculo con la vida que latía a su alrededor. A lo lejos, percibió un murmullo, como el susurro de hojas movidas por el viento.

Guardianes Zodiacales; Destino, El Despertar de los SignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora